Fatna es una ciudadana española de origen marroquí, se trasladó con su familia a Majadas de Tiétar (Cáceres) hace muchos años, buscando una vida mejor. 

El pasado septiembre falleció su hijo de 32 años en un accidente de tráfico en la carretera, cuando volvía de su trabajo y hace unos días, ha perdido a su marido, tras 45 años de matrimonio. A esto se le añade un drama más, las dificultades que tiene a la hora de visitar sus tumbas. Los dos han sido enterrados en Griñon (Madrid) a 200 km de su localidad. 

Por falta de una de solución al enterramiento islámica en Extremadura, las familias de origen marroquís repatriaban sus fallecidos a su tierra de origen, pero la mala suerte de Fatna, su marido falleció por el covid-19 y su hijo se le detectaron los forenses el virus, por lo que no se les podía repatriar.  

Muchas familias musulmanas viven el dilema de Fatna. Cerca de veinte mil viven en Extremadura, más que el 50% gozan de la nacionalidad española. Extremadura es una de las 4 comunidades autónomas que carecen de un cementerio islámico o un espacio adecuado para tal enterramiento. (Cantabria, Castilla La Mancha, Extremadura y Galicia). Andalucía tiene 11 cementerios islámicos. 

A pesar de que el gobierno extremeño haya aprobado el derecho del enterramiento islámico, firmando un convenio de colaboración con la delegación de la Comisión Islámica de España en la región, los municipios niegan conceder a las comunidades musulmanas los espacios adecuados para tal enterramiento.

Lo más complicado de todo es la negativa del ayuntamiento de Badajoz, que se ha convertido en una posición inexplicable, tras 22 años desde la primera petición presentada por la comunidad islámica de Badajoz, que fue pionera adelantando a las otras comunidades extremeñas. El gobierno de Badajoz se agarra a la aconfesionalidad de los cementerios municipales, por lo que no se puede conceder un espacio exclusivo a los musulmanes, un argumento fácil de desarmar por la gran base jurídica que respalda la petición musulmana. 

"La aconfesionalidad del estado español define su igualdad de trato con las confesiones sin conceder a ninguna de ellas el carácter estatal"

La aconfesionalidad del estado español define su igualdad de trato con las confesiones sin conceder a ninguna de ellas el carácter estatal. Es un error privar las comunidades religiosas de sus derechos bajo el concepto de la aconfesionalidad. 

Los acuerdos y convenios con las confesiones permiten integrar a las diversas comunidades religiosas y ofrecen una cobertura jurídico-legal que protege los mismos derechos religiosos de los ciudadanos.

Según el punto 5 del artículo 2 del Convenio de Cooperación, firmado el año 1992, entre el estado español y la Comisión Islámica de España, «Se reconoce a las Comunidades Islámicas, pertenecientes a la «Comisión Islámica de España», el derecho a la concesión de parcelas reservadas para los enterramientos islámicos en los cementerios municipales, así como el derecho a poseer cementerios islámicos propios. Se adoptarán las medidas oportunas para la observancia de las reglas tradicionales islámicas, relativas a inhumaciones, sepulturas y ritos funerarios que se realizarán con intervención de la Comunidad Islámica local». 

En el protocolo de colaboración firmado entre la Comisión Islámica de España en Extremadura y la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales y el Servicio Extremeño de Salud, la última manifiesta «realizar actuaciones informativas dirigidas a las administraciones locales a fin de dar a conocer la viabilidad de la practica la inhumación por el rito islámico y cuando se respeten las consideraciones que las normativas en materia de enterramiento y de policía sanitaria mortuoria establecen». La Delegación islámica acepta depositar el cuerpo del fallecido en ataúd a la hora de enterrarlo a fin de dar cumplimiento a la ley. 

De los argumentos curiosos que utilizó el anterior alcalde de Badajoz, que los musulmanes no permitimos a las mujeres trabajar en los cementerios. Nuestra respuesta ha sido inmediata, invitándole a contratar una plantilla de mujeres trabajadoras en el nuevo cementerio musulmán. Lo que está claro que nunca ha habido voluntad política para solucionar esta cuestión. 

Tampoco entendemos la postura del ayuntamiento de la localidad de Talayuela, que todavía no ha ofrecido una respuesta a este problema, siendo musulmana la tercera parte de su población.

España cuenta con 37 cementerios o espacio para el enterramiento islámico. Recientemente, el ayuntamiento de Vitoria ha habilitado una parcela vacía para que la comunidad musulmana cumpla con sus ritos de enterramiento. ¿Por qué es inviable en Extremadura?

Acabar con el sufrimiento de los ciudadanos musulmanes a la hora de perder un familiar, debe ser una prioridad e interés para nuestros alcaldes, porque representan a todos sus ciudadanos sin distinguir entre ellos por cultura o religión. 

Entiendo que puede haber intereses políticos, pero nunca deben estar por encima de los valores de nuestra humanidad.

Como representante de la comunidad musulmana en la región, me siento el deber y la obligación moral de hacer todos los esfuerzos para que los musulmanes se sientan unos ciudadanos más, gozando con los valores de la igualdad y la justicia social.  

Nuestro compromiso por la convivencia, el dialogo y el respeto debe tener una respuesta apropiada acorde con los valores éticos de este país.  

En el año 2004, el pueblo de Talayuela recibió la medalla de Extremadura por ser ejemplo de integración y modelo de convivencia entre culturas y en el año 2018, la comunidad musulmana de Badajoz ha recibido un premio nacional de convivencia por sus proyectos sociales que contribuyen a la mejora de la convivencia y la tolerancia.  

Se debe apoyar las voces que llaman al respeto y el dialogo, por el bien de la sociedad en la que vivimos y convivimos. Es una forma de aportar nuestro grano de arena por el progreso de nuestra región.

*Imán de la mezquita de Badajoz y delegado de la Comisión Islámica de España en Extremadura