Tres puntos tras el congreso de Alberto Núñez Feijóo: Estado, comunidades autónomas y Vox. Desde ahora, el Partido Popular tendrá sentido de Estado, punto 1, se dirigirá desde las autonomías; punto 2, y no sabrá qué hacer con Vox, punto y aparte.
Respecto al sentido de Estado, sorprende que Feijóo sea tan directo sobre la actitud del Partido Popular a partir de ahora. «Garantizamos nuestro apoyo al Gobierno», ha venido repitiendo hasta llegar a Sevilla, o sea, al congreso, desde que lo declararon por fin presidente del partido, prófugo durante mucho tiempo.
"Hay que felicitarse por el poder que Extremadura asume en la directiva nacional gracias a Monago"
Y hasta llegar a Sevilla ha tardado lo que se tarda en ir antesa las 17 comunidades autónomas. Pero no importa las veces que lo haya dicho, sino que lo ha dicho. Y, contra la sospecha de que ser demasiado directo sea en realidad el disimulo gallego que no permite saber si sube o baja, Feijóo se ha abstenido de circunloquios y ha dado al Gobierno las coordenadas exactas: «Es muy fácil encontrarnos: en la Constitución y en el sentido de Estado».
A esa novedad hay que añadir el poder de las autonomías en la directiva del partido, como destacaba el domingo el director de este periódico, Antonio Cid de Rivera: «El Partido Popular deja de ser centrífugo, todo dirigido desde Madrid hacia los territorios, para ser centrípeto, desde los territorios se conquista Madrid».
Y bastaría el ejemplo de Extremadura, donde el expresidente José Antonio Monago entra en la dirección nacional como presidente del comité de derechos y garantías, cuando el equipo de Casado Egea ya había tramitado s desahucio como líder regional.
En este sentido, hay que felicitarse por el poder que Extremadura asume en la directiva nacional. Pero, sobre todo, porque el encargado de apartar a Monago de la dirección regional del partido era Alberto Casero, egeísta hasta los huesos (de aceituna), aunque más conocido por corregir a tiempo, en la votación de la reforma laboral, la traición de los dos diputados de UPN.
Feijóo tampoco se ha cansado de repetir, camino de Sevilla, «dejemos de repartir carnés de patriotas: aquí cabemos todos». La frase es ambigua: la primera parte se refiere a Vox y su patriotismo, o su racismo, sin duda, pero la segunda, «aquí cabemos todos», cabe interpretarse en el sentido de que si aquí cabe el populismo de Podemos, aquí cabe también el populismo de Vox, o sea, todos.
Si esa es la idea, no tardará en declarar que lo que ocurra en Castilla y León con el cogobierno del Partido Popular y Vox será exactamente lo mismo que ocurre en España desde que el Partido Socialista y Unidas Podemos gobiernan en coalición. Si Pablo Casado intentó con Vox el punto y final, Feijóo, de momento, tantea el punto y aparte. Mientras tanto, Vox escribe al Partido Popular con puntos suspensivos.