El Periódico Extremadura

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Antonio Luis Cid de Rivera Silva

La trastienda

Antonio Cid de Rivera

A la espera de contrincante

Un Vara ya definido como candidato y mandamás del PSOE espera a ver quién tiene en frente con un PP en proceso de sucesión

Guillermo Fernández Vara esta semana en una comparecencia de prensa. El Periódico

Hubo un momento en esta legislatura en que Vara dudó si presentarse o no nuevamente a las elecciones. Hay que recordar que el presidente extremeño perdió los comicios en 2011 y se mantuvo en la oposición porque quería, de nuevo, recuperar el poder para el PSOE. Lo lograría en 2015, aunque con mayoría simple, lo que le dio pie a presentarse de nuevo en 2019 y alzarse con una mayoría absoluta que es con la que gobierna en la actualidad. En ese momento había llegado a su cénit político y, encima, existía una ley que había promulgado el gobierno de Monago en 2014 según la cual se limitaban los mandatos de gobierno en Extremadura a solo dos legislaturas. Así pues, se planteó como hoja de ruta cuatro años de gobierno, dejar al PSOE extremeño en lo más alto y buscar un candidato o candidata que lo sucediera al final del mandato. Sin embargo, nada más volver de las vacaciones de verano de ese mismo año, el partido empezó a revolverse. Comenzaron las intrigas y los bandos buscando no uno sino varios sucesores y eso llevó a Vara y sus más próximos a actuar, de forma que en dos meses presentaron en la Asamblea de Extremadura una iniciativa que modificaba la Ley 1/2014, de 18 de febrero, en concreto su artículo 8, de manera que dejaba fuera de la ley la consigna de que un candidato no podía ser elegido si había ostentado el cargo dos legislaturas. Vara tenía vía libre para seguir presentándose a las elecciones cuantas veces quisiera y el partido se tranquilizaba; se lanzaba un mensaje de que no había prisas y que, de momento, quien mandaba seguía haciéndolo y hasta nueva orden.

Con este panorama, Vara ve el camino despejado, aunque hay elementos que son imposibles de controlar

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El poder del presidente de la Junta ha sido notorio dentro de su partido desde ese momento. Nadie le ha movido el sillón ni le ha tosido en toda la legislatura hasta el punto de que revalidó su cargo de secretario general del PSOE regional en octubre del año pasado siendo el único candidato. De un tiempo a esta parte, cuando se le pregunta si sería cabeza de cartel en las elecciones del 2023 siempre decía: «si la salud me acompaña sí», pero nadie lo duda ya hoy ni dentro ni fuera del PSOE. Tiene las riendas del partido, gobierna con mayoría absoluta no solo en la Junta de Extremadura sino en las dos diputaciones y en casi todos los grandes ayuntamientos y, lo más importante, no tiene rival en frente a un año de los comicios.

Los populares están abocados a un congreso donde elegir entre Fernando Pizarro o María Guardiola

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El PP aún desconoce quién va a dirigirlo. Monago ha dicho en este mismo periódico que tiene pendiente una conversación con Feijóo para saber si será candidato o no, pero todo el mundo da por hecho su marcha. Así pues, los populares están abocados a un congreso regional aún sin fecha definida donde la militancia deberá elegir entre Fernando Pizarro, quien ya ha dicho que va para adelante con todas las consecuencias o los que se oponen a que sea Fernando Pizarro y aseguran que no van a votar a quien viene a cambiar las cosas para que todo siga igual. Estos quieren aupar a lo más alto a la concejala de Cáceres María Guardiola y no dan su brazo a torcer, lo que induce a pensar que habrá pugna en primarias y, lo que es peor, desgaste interno que costará recuperar.

Luego queda Ciudadanos, en franco retroceso y rozando la desaparición, y Podemos, en coalición con Izquierda Unida, Equo y Extremeños, partido aún no ha definido su futuro y cuya fragmentación pasará factura. Faltaría Vox, la formación de Abascal, que podría entrar en la Asamblea según todas encuestas, pero que vendría a sumar apoyos al PP, nunca a ser rival directo del PSOE.

Con este panorama, Vara ve el camino despejado, aunque, ojo, hay elementos que son imposibles de controlar como son los errores de Sánchez o el fenómeno en alza de Feijóo. Queda recorrido, un año es demasiado tiempo en política, pero por ahora la partida le sonríe y el PSOE le sigue hasta el punto de que ya ha puesto en marcha toda la maquinaria cara a los comicios. Mientras, el resto está viendo quién les va a dirigir y, lo que es peor, si va a contar con ellos.

Habrá que estar atentos porque no hay que olvidar que también se dilucida el futuro de Extremadura.

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