El Periódico Extremadura

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Fernando Ayala

Aporofobia

La comunicación es un instrumento que amplifica los mensajes a fuerza de repetirlos y más en una sociedad, como en la que nos desenvolvemos, donde muchos se congratulan de no leer, de no profundizar, de no entrar al detalle en los análisis que desprendan opinión más allá de la información. Así, nos encontramos con la idea que quiere ir calando acerca de que la extrema derecha está implantándose en sectores, en principio muy alejados, válgame el juego de palabras, de sus principios.

Me estoy refiriendo a las capas más humildes, a las clases más depauperadas por todo tipo de crisis, en definitiva a las clases medias y bajas empobrecidas. Y ahí viene a colación el encabezamiento de esta columna: la aporofobia. El pánico que desde la gente vinculada tradicionalmente al espectro ocupado por las derechas más radicalizadas han tenido a los pobres. Hasta que se han dado cuenta de que votan. Y de que ya se acabaron los tiempos en que la sumisión era un derecho hacia lo que diga el «señor o la señora».

Es este momento en el que vivimos actualmente donde han visto un enorme caladero hacia el que dirigir su objetivo. Desprestigiando el estado del bienestar que tanto tiempo costó consolidar. Rechazando un elevado número de derechos, algunos de ellos básicos y enlazados directamente con lo que se podrían considerar Derechos Humanos inalienables. En definitiva, acusando al sistema democrático, donde la pluralidad ha sido siempre una fuente de avances, de ser el causante de todos los males.

La solución, a su juicio, ha de venir de la unidad en torno a unas élites que usando como munición, como masa, a las multitudes más populares, sea la punta de la lanza para un Estado donde prime el pensamiento único frente a la diversidad. Donde sólo se pueda mirar atrás revisando la Historia. Donde la igualdad sea tan solo una leyenda o un mal sueño. Aquella famélica legión de la que hablaba el himno socialista se convierte por arte de birlibirloque en el adalid de sus contrarios. Esa es la pretensión. Ese es el giro histórico. Hacer creíble el paso de un odio a los que siempre habían considerado inferiores a convertirlos en los aliados que les lleven al poder.

Para a continuación, sólo hace falta leer un poco, documentarse, mirar el reflejo de la Historia ( no sólo en España), ver como son traicionados y las cosas vuelven al sitio donde la derecha menos democrática siempre pensó no debieron salir nunca. Estamos a tiempo de combatirlo. Hablemos. 

* Historiador y diputado socialista en la Asamblea de Extremadura.

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