Van ustedes a leer y escuchar mucho en los próximos meses sobre Luis Ramón Medina Abascal, sevillano nacido en 1980, que está siendo investigado por la Fiscalía Anticorrupción, bajo imputación de cuatro delitos: estafa agravada, blanqueo de capitales, falsedad documental y alzamiento de bienes. Presuntamente, Medina incrementó hasta un 400% los precios de mascarillas y tests de anticuerpos en marzo de 2020, cuando en España era imposible conseguir esos materiales sanitarios, en una época en que morían cientos de personas cada día a causa del Covid-19. A través de la empresa funeraria municipal, el Ayuntamiento de Madrid habría pagado once millones de euros, de los cuales más del 50% habrían acabado en el bolsillo de Medina y de su socio, Alberto Luceño Cerón. El juez, además, se ha encontrado con que, a pesar de esta operación y de pertenecer a la aristocracia española, sus cuentas están vacías, vamos, que es casi un indigente.
Quizá pudo parecer un indigente su padre, Rafael Medina y Fernández de Córdoba (1942-2001), mientras trabajaba en la lavandería del penal Sevilla-1 durante el verano de 1995, trabajo que solicitó para redimir parte de su condena por secuestro, corrupción de menores y tráfico de drogas. Medina y Fernández de Córdoba era hijo de la XVIII Duquesa de Medinaceli, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba (1917-2013), nueve veces duquesa, diecinueve veces marquesa, diecinueve veces condesa, cuatro veces vizcondesa y catorce veces Grande de España. Fruto de esa herencia, el padre de Luis Medina, Rafael Medina Fernández de Córdoba, fue maestrante de la Real Maestranza de Sevilla, marqués de Villalba y XIX Duque de Feria, título manchado para siempre por los delitos antes mencionados.
Los problemas con la justicia del XIX Duque de Feria se remontaban a octubre de 1990, cuando fue puesto a disposición judicial en el ámbito de una operación antidroga en un club de alterne sevillano, donde varias prostitutas que habrían cobrado de él declararon sobre su presencia allí; aquella causa fue archivada por falta de pruebas. Fue el 06/03/1993 cuando ingresó en la prisión Sevilla-1, condenado por raptar a una niña de cinco años, y por un delito contra la salud pública (tráfico de drogas). Durante la instrucción del sumario, la revista Interviú (mayo 1993, número 889) publicó un reportaje donde Medina aparecía rodeado de niñas desnudas, por lo que fue acusado de un nuevo delito de corrupción de menores. El 25/03/1994 fue condenado a dieciocho años de prisión, rebajados a nueve el 15/02/1995, por eximente de drogadicción y psiquismo, logrando el segundo grado ese mismo año. En 1998 intentó suicidarse cortándose las venas y en 2001 al parecer lo logró con un exceso de barbitúricos.
Presuntamente, Medina incrementó hasta un 400% los precios de mascarillas y tests de anticuerpos en marzo de 2020
El XIX Duque de Feria era, a su vez, hijo de Rafael Medina y Vilallonga (1905-1992), abuelo del ahora investigado por corrupción Luis Medina. Duque de Alcalá de los Gazules y de Medinaceli por derecho de su mujer, durante la Guerra Civil combatió en la llamada «Guardia Cívica» del bando nacional, especializada en la represión en retaguardia. Miembro de Falange Española, fue premiado por Francisco Franco con la alcaldía de Sevilla (1943-1947) y designándolo Procurador en Cortes (1958-1964).
Si unimos el hilo existente entre un falangista convertido en alto cargo franquista, su hijo traficante de drogas y corruptor de menores, y su nieto, investigado por la justicia por enriquecerse presuntamente a costa de la emergencia sanitaria más grave de la España contemporánea, todo ello atravesado por líneas aristocráticas que se remontan a 1479, nos encontramos con una perfecta radiografía del objetivo que nos planteamos en este espacio de «vidas ejemplares». Se trata de la continuidad histórica no solo en la acumulación de poder (prestigio social heredado sin valor ético real, capital erigido sobre legados y prebendas y, en fin, poder político), sino también en la solidez reaccionaria de la sociedad española sobre el eje realeza-franquismo-democracia.
Dicho de otro modo, Luis Medina es hijo de una democracia que ha conservado sus injustos privilegios hereditarios del siglo XV, y que ni siquiera ha sido capaz de romper completamente el hilo con el franquismo y con el siglo XIX.
*Licenciado en CCde la Información