El Periódico Extremadura

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Fernando Sosa.

Cositas verdes

Fernando Sosa

El truco de magia

En un partido de pretemporada, sin nadie en la grada, se escuchó: «¡Cobos, echa al equipo pa’lante!».

Cobos se giró y asintió.

Inmediatamente, dio la orden a los suyos: «¡Os quiero a setecientos kilómetros del área!»

La grada se echó las manos a la cabeza al ver cómo se iban al ataque sin nada entre los dientes.

Nadie lo comprendió en ese momento, pero Cobos estaba lanzando a los suyos a Alicante.

Nunca antes tuvo el Cacereño a un entrenador tan inteligente.

Lo de menos es el ascenso. De verdad, que eso lo puede hacer cualquiera. De lo que yo vengo a hablaros, no.

Sin daros cuenta, delante de vuestras narices, domingo a domingo, en el estadio de la carretera de Salamanca, Cobos ha efectuado el mayor truco de magia que se recuerda por allí. Mucho más impactante, por ejemplo, que el número de escapismo que protagonizó IQFinanzas desde las sombras.

Más impactante porque este lo ha hecho sin que os deis cuenta, sin hacer ruido. Os veo con la boca abierta desde la primera fila. Con ganas de más. Intentando saber dónde estuvo el engaño con el que os hizo volver a creer en que un imposible puede repetirse las veces que él quiera.

Cobos ha jugado con el tiempo para regalarle años de vida a una entidad centenaria. Ha permitido que sea y crezca en paz. Le ha quitado el polvo al escudo y el orín de nuestros abuelos que daba olor a sus paredes. Ha tapiado arrugas y ha actualizado recuerdos. Ha enseñado, sin decirlo, cuál es el camino. Ha conseguido meter orgullo en los ojos de sus jugadores y dotar de pertenencia el grito de sus aficionados. Les ha dado una casa, un lugar del que no querer irse.

Nos ha vuelto locos con sus alineaciones, con sus sistemas y con sus discursos de “flechas pa’ arriba y flechas pa’ abajo” durante toda la temporada. Ha cambiado la filosofía de un club llamado a sobrevivir en la tormenta.

Noventa minutos en el Príncipe Felipe no son molto longo. Aquí son eternos, Juanito. Ahora, los partidos se ganan en el descuento, no se pierden.

Los que abandonaban el estadio antes de que acabara el encuentro porque empezaba la Fórmula-1, ahora se esperan, tranquilitos y en fila, a que pite el árbitro para hacerse una foto con la estrella verdiblanca de la que visten su camiseta como ocurrió en el último partido de la temporada de un estadio al que le han lavado la cara no solo por fuera sino también por dentro, por donde se late.

Hace mucho ya de ese amistoso de pretemporada en el que le gritaron a Cobos que echara al equipo tan pa’lante que terminó por lanzarlo a setecientos kilómetros de Cáceres y ponerlo en Alicante.

En el camino ha hecho el mayor truco de magia. ¿Lo habéis visto?

*Periodista

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