El Periódico Extremadura

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Ramón Gómez Pesado

Tribuna abierta

Ramón Gómez Pesado

Plasencia no tiene edad

Nadie debería dejar pasar este verano y otoño sin admirar tanta belleza

La portentosa imagen del Cristo de la Victoria, de Domingo de Rioja, que se venera y custodia en el Convento de las R.R.M.M. Agustinas Recoletas del pueblo de Serradilla, en la provincia de Cáceres, por su fama en conceder milagros y por la increíble habilidad en las manos del escultor que talló, posiblemente sin esperarlo, una obra tan divina, vela y oscurece en parte, sin ni siquiera pretenderlo, la bellísima imagen de su madre, la Virgen de la Asunción, de Luis Salvador Carmona, que se encuentra, desde este mes de mayo y hasta el mes de diciembre de dos mil veintidós, en la ciudad de Plasencia, capital del Jerte.

Liberada, en Plasencia, de su hornacina habitual que utiliza en el pueblo, brilla aún con más fuerza ante todos los que ahora, y por unos meses, podemos contemplarla en todo su esplendor, en la exposición de las Edades del Hombre, en la catedral de la ciudad. Esta edición, además de ofrecernos obras magníficas de El Greco, de Luis de Morales, de Gregorio Fernández, de Zurbarán, de Julián Pérez Muñoz…, y otros muchos pintores y escultores de gran relevancia y prestigio, nos acerca al público la hermosísima imagen de la Virgen de la Asunción, de Luis Salvador Carmona, que se venera en la Iglesia parroquial del pueblo de Serradilla.

El hecho de poder contemplar la imagen de la Virgen desde tan cerca, suprimiendo las barreras arquitectónicas que suponen las escaleras que dan acceso al altar, y el cristal que la cubre en su hornacina habitual, en la iglesia serradillana donde se la venera, nos hace descubrir detalles de la imagen de los que no te puedes percatar tan fácilmente cuando está colocada en su trono. Es, pues, un acto de generosidad, que el visitante debe reconocer a los responsables de esta magnífica exposición de ciento ochenta piezas que protagonizan ‘Transitus’, el hecho de poder acercarnos, entre otras muchas, la imagen de la Virgen de la Asunción para poder contemplar, más cerca y con más detalle, su exquisita belleza.

Ahora, en la Catedral, nos descubre el escultor, Luis Salvador, el instante mágico en que la Virgen se dirige hacia el cielo, entre nubes, ayudada por diez angelotes que la ayudan a ascender. La posición de los brazos de la Virgen y el ángulo de su mirada son bellos recursos del escultor para aumentar el gran realismo que emana de su magnífica obra. Al poder contemplar a la Virgen a tan sólo un par de metros de distancia, aumenta la sensación, en el que la observa, de una real asunción a los cielos.

Y la misma mirada que el autor de la Virgen imprime a la madre, la misma pero impregnada de dolor y gloria a la vez por estar a punto de cumplir su misión, es la que podemos ver en su hijo, el Cristo crucificado, que está situado justo en frente de la madre. Es el Cristo del Desamparo, de 1732, atribuido a Carmona y que se venera en la Iglesia parroquial de Escurial. Bien atribuida está la obra porque, sin necesidad de que aparezca firmada, las manos del autor están marcadas en cada músculo que, magistralmente cinceló este Cristo crucificado, quien, desde la cruz, dirige su mirada hacia arriba, con la misma fuerza y esperanza que lo hace su madre, la Virgen de la Asunción.

Con las Edades del Hombre en su catedral, Plasencia dice al mundo entero que no tiene edad, porque siglos enteros con obras maravillosas, se dan cita, más jóvenes, actuales y frescos que nunca, entre sus vetustos muros. Nadie debería dejar pasar este verano y otoño sin admirar tanta belleza. Permitidme que, en esta exposición placentina y entre tantísima obra de arte maravillosa, que elija, con el permiso de todos, a nuestra Virgen de la Asunción y al Cristo del Desamparo de ese autor que supo unir, con una fusión magistral y perfecta, lo humano y lo divino en estas dos inolvidables obras.

*Ex director del IES Ágora de Cáceres

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