El Periódico Extremadura

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Mario Martín Gijón

Espectráculo

Mario Martín Gijón

¿Juanmacarena?

Se ha convertido ya en habitual el adelantar las elecciones cuando las encuestas muestran al que gobierna con el viento a favor

Mañana, los andaluces votarán, medio año antes de lo que correspondía, y con un tiempo con el que apetece más pasar el domingo en la playa, los que puedan, o al menos en la piscina. Se ha convertido ya en habitual el adelantar las elecciones, cuando las encuestas muestran al que gobierna con el viento a favor. Parece que no ven que la gente prefiere que sus políticos aprovechen el tiempo que se les ha concedido, pues cuatro años no son tantos, y no se embarquen en el gasto de dinero, saliva y mentiras que implica toda campaña.

Las encuestas, como decía, dan favorito al presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, “Juanma” Moreno, como le gusta que le llamen, con una campechanía que le ha venido bien para oponerse a la imagen de señorito que tenían habitualmente los candidatos del PP, sobre todo Javier Arenas, que se presentó cuatro veces a las elecciones andaluzas. Recuerdo una editorial casi lacrimógena de Pedro J. Ramírez, reprochando a los andaluces que no hubieran querido “darse a sí mismos una oportunidad” eligiendo a su querido Arenas. Durante los años de mayor dominio del PP, la espina clavada de la derecha era Andalucía, donde eran invariablemente derrotados. Al final, quien logró ganar, aunque perdiera, fue Moreno, con un resultado mucho peor (un 20 % de los votos) que el de sus precedentes. Fue gracias al apoyo de Ciudadanos y de Vox, y como suele pasar, las mayorías ganadas por la mínima hacen a los gobernantes más cuidadosos y menos soberbios. Eso, y que lo que hubo fue un gobierno de coalición con Ciudadanos y con un político moderado y sensato como Juan Marín, al que, como en el caso de Francisco Igea en Castilla y León, no le servirán de nada sus méritos, puesto que Ciudadanos es un partido abocado al cierre por el desahucio con el que los españoles le decidieron castigar después del error histórico de Albert Rivera

Moreno, sabedor de que Andalucía es mayoritariamente de izquierdas, ha querido disimular que es del PP. Así suelen hacer en ese partido, esconder el logo cuando hace falta

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Ciudadanos tiene la mitad del mérito de la buena opinión que los andaluces, según las encuestas, tienen de la gestión de estos tres años y pico de gobierno conservador en Andalucía, pero al final, parece una dura ley que los electores otorguen todo el mérito al partido mayoritario en los gobiernos de coalición, y se olviden del otro. Moreno, sabedor de que Andalucía es mayoritariamente de izquierdas, ha querido disimular que es del PP. Así suelen hacer en ese partido, esconder el logo cuando hace falta, como hicieron en sus campañas desde Feijóo hasta Albiol. El problema es que será difícil “no ser tan de derechas” cuando se cambie de compañero y, en lugar del moderado Marín, la compañera de baile sea Macarena Olona, una Macarena que no dará precisamente alegrías a Moreno. Desde luego, lo que no será es discreta, ya desde su presentación como candidata. Olona, como los antiguos “diputados cuneros”, no es andaluza, sino de Alicante. Eso es lo de menos, quizás, e incluso congruente con un partido que cuestiona el Estado autonómico. Será, seguramente, una legislatura más accidentada la que tenga Moreno en ese caso, y en lugar de la convivencia amistosa con un Marín con el que coincidía en muchas cosas, será un híbrido extraño entre alguien del ala más moderada del PP, sorayista convencido, y una Olona que aplaudía el otro día a Giorgia Meloni, mientras esta hacía la lista de todos los enemigos de la patria.

A la alternativa de izquierdas, ningún sondeo le da la victoria, aunque tampoco se lo daban hace tres años a las derechas, previendo todas las encuestas que Susana Díaz renovaría su mayoría. Para bien y para mal, Juan Espadas es una cara nueva para muchos fuera de Sevilla, y a la izquierda de la izquierda, parecen empeñadas en dar la razón al tópico del cainismo, con Teresa Rodríguez e Inmaculada Nieto compitiendo por un electorado muy similar y, por ello, desmoralizado.  

*Escritor

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