Ver las noticias, sobre todo en algunas cadenas abonadas alarmismo, supone un calvario que nos sitúa en un futuro de carestía, deuda, ruina y hambre. No se salva nadie, pero, faltos de una perspectiva realista, España siempre está a la cola de todo. Estomaga, por ejemplo, contemplar al expresidente Aznar, el que tuvo tan buena vista para las armas de destrucción masiva, augurar un porvenir catastrófico. Tras la entrevista de Griso, su pronóstico de un irremediable hundimiento, se magnifica en los informativos porque cierta prensa ya ha entrado en una dinámica donde, si continúa este gobierno, el futuro será malo o no será.

Este gobierno continuará y hay que vivir. Y una y tantas amigas suyas nada simpatizantes socialistas, aunque de todo hay, continuamos empeñadas en transitar una existencia razonablemente feliz, pese al Covid y a Hacienda, sobre todo a Hacienda, y luchamos por sobreponernos a la bola en la boca del estómago y la náusea que a veces hasta nos impide respirar. La cosa está difícil -menos, desde luego que para nuestras abuelas en la posguerra- pero no se entiende qué se gana en repetirlo una y otra vez, en el informativo de la mañana y el de la noche, que es que en otoño no va a haber quien pague una hipoteca, se beba una caña o se coma un montadito.

Por su parte, el Gobierno responsable de la cosa ha entrado sin duda en estado de pánico, sobre todo tras la debacle andaluza y en lugar de tomarse un tiempo para el análisis ponderado, ha emprendido una fase de activismo alocado anunciando medidas cada día, cuestionando la eficacia de las mismas medidas que toma, criticando al PP y exigiendo a la vez su colaboración y enfrentándose a su otra mitad, que no se ponen de acuerdo ni en la renovación del poder judicial, ni en la OTAN, ni en el cheque para los vulnerables ni en el impuesto a las eléctricas. En esto último, parece que al final sí.

Está el presente complicado. Lo inteligente es no hundirse en el fango de la desesperación, sino trabajar en colaboración para que el futuro no sea aun peor. Me temo que no va a ocurrir. 

* Profesora