El Periódico Extremadura

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Julián Mora Aliseda

Tribuna invitada

Julián Mora Aliseda

Vegas, un nombre de consenso

Alude a características comunes de Don Benito y Villanueva de la Serena

Vaya por delante que considero un error proponer en ambos plenos municipales un nombre diferente al ya arraigado de ‘Don Benito-Villanueva’, como he manifestado públicamente. No obstante, dado que no parece posible por imperativo legal, al haberse incorporado esa estipulación al sufragio celebrado en febrero pasado, hay que rebautizar a la nueva bicefalia urbana. El fin superior de la unión debe primar, y no me duelen prendas, sobre la fase nominativa procurando un topónimo que sea de consenso y que esté plenamente justificado desde la óptica geográfica, histórica, económica y demográfica para servir como elemento de integración social e identidad mutua, tanto individual como colectivamente. 

Y puesto que la fusión de Don Benito y Villanueva (iniciativa que vengo defendiendo desde hace más de dos décadas) fue refrendada mayoritariamente por los ciudadanos de ambos núcleos en consulta popular debe seguir su curso administrativo.

Llegados a este estado de la cuestión, a mi entender, el nombre idóneo es Vegas, ya que alude a una serie de características comunes a los dos términos municipales con base en las siguientes razones:

Geográfica: aúna todos los elementos físicos y naturales que dan sustento y son inherentes a este territorio, casi isotrópico y con contigüidad espacial donde se asientan Don Benito y Villanueva, en los aspectos referentes al relieve (cuenca endorreica sedimentaria, de edafología miocena y cuaternaria), hidrografía (el Guadiana, como colector de la red fluvial de ambos alfoces), suelos feraces (aluviones, por su estructura y textura de arenas y arcillas), clima idéntico y paisaje sin fractura fisiográfica.

Histórica: no se entendería el crecimiento histórico espectacular de una ciudad sin la proximidad y coexistencia con la otra, pues sus posiciones limítrofes de jurisdicciones distintas (de realengo en el caso de Don Benito y de orden militar de Alcántara en el caso de Villanueva de la Serena) hicieron que ambas fuesen reforzadas en población para resguardar sus respectivos territorios. La historia común se inicia en 1303, cuando Fernando IV entregó a la Orden de Alcántara a Aldea Nueva (actual Villanueva), dependiente del priorato de Magacela, con el compromiso de que desistiera de reivindicar el territorio de Medellín. Y como resultado de ello, surge en la Comunidad de Villa y Tierra de Medellín el núcleo Don Benito para apuntalar sus confines orientales, donde Villanueva ejerce similar papel.

Esa función fronteriza se fomenta con la llegada de nuevas gentes a sendos asentamientos, que concentran a principios del siglo XIX tal cantidad de habitantes que de haber estado unidos superaban a 35 de las 52 capitales de provincia seleccionadas en 1833. ¡Oportunidad perdida por culpa de los caciques de la época!

Socioeconómica: Ambas ciudades poseen grandes extensiones que se transformaron en regadío y han dado lugar a un paisaje antropizado, colonizado y reparcelado merced a una tupida red de nuevos asentamientos conformada por 10 nuevas entidades locales (Valdivia, Entrerríos, Zurbarán, Vivares, Ruecas, Hernán Cortés, Conquista del Guadiana, Gargáligas, El Torviscal y Valdehornillos) creadas en la década de los 50 y 60 del pasado siglo, fruto de ese nuevo aprovechamiento agrario de regadío (con la fusión serán el término municipal con mayor superficie regada de toda España).

Asimismo, la nueva ciudad geminada ha tenido desde siempre una economía interligada por su tamaño y complementariedad, que se ha hecho más intensa tras la construcción en los años 70 y siguientes de equipamientos compartidos (hospital, instituto Luis Chamizo, parque de bomberos, centro de profesores y recursos, Inem, hoteles, concesionarios de automóviles, maquinaria, muebles, etc.) y expansión urbana residencial. Todo ello, a lo largo de la carretera EX-206 que se configura en el cordón umbilical que las une físicamente y es la que acoge al mayor tránsito interurbano de toda la región, con una intensidad media de unos 20.000 vehículos diarios.

Territorial: unidas suman 64.000 habitantes, con las ventajas añadidas al superar el rango de los 50.000, tanto para los fondos estatales como europeos asignados, además de los que incorpora la Ley 27/2013 para las fusiones. Por supuesto, sin desdeñar la mayor atractividad para nuevas inversiones y rango funcional, pues el tamaño importa.

En este sentido, es de reconocer que para Extremadura también es muy importante tener un nodo que reajuste la estructura y jerarquía urbana permitiendo una mejor articulación regional de su zona oriental, con más de 250.000 habitantes muy marginada internamente a pesar de sus aportaciones a la riqueza regional. 

Ahora bien, para que la fusión explote sus ventajas es importantísimo un compromiso institucional (Ministerios, Junta y ayuntamientos) e irrenunciable que incorpore taxativamente los cinco objetivos que vienen demandándose desde la sociedad civil: campus universitario, la tercera ciudad no puede quedar marginada; la conversión en autovía del tramo extremeño hasta el Levante; la aceleración del proceso de electrificación del corredor central ferroviario hasta Puertollano; atracción de grandes empresas comprometidas con invertir en un Puerto Intermodal para el sector industrial agroalimentario; y la continuidad sin receso de la segunda fase del hospital. 

*Catedrático de Geografía de la Uex

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