El Periódico Extremadura

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Enrique Pérez Romero

Nueva sociedad, nueva política

Enrique Pérez Romero

El PSOE extremeño postsanchista

Hubo un tiempo en que el partido lo tuvo todo para constituirse en reserva ejemplar

Pedro Sánchez y Guillermo Fernández Vara en un acto del PSOE en Cáceres. Francis Villegas

El radical cambio político en Andalucía ha abierto numerosas discusiones entre los perdedores. A nadie se le escapa que el PSOE, organización sistémica desde los años ochenta en tierra andaluza, es el gran derrotado.

La política institucionalizada ha convertido el debate en una excepción limitada al día siguiente de la tormenta. Es solo bajo los truenos y los relámpagos cuando los demediados líderes políticos contemporáneos activan sus cerebros.

Sería fácil identificar claramente esos debates en torno al PSOE durante las últimas semanas: el cuestionamiento del liderazgo de Sánchez y los rumores sobre su retirada por la puerta de atrás, la consiguiente derivada sobre su sucesión con el ya incesante reguero de nombres, el posible traslado del desastre andaluz a otros territorios, o la vuelta a la discusión sobre cómo y con quién gobernar, entre otras cuestiones.

Habrá ocasión para comentar todo esto en clave nacional, pero está siendo inevitable escuchar el rumor de fondo sobre lo que le espera al PSOE de Fernández Vara en Extremadura. En relación con todos los debates del párrafo anterior, Vara aparece, según quién realice el análisis, como posible damnificado por la debacle sanchista o como posible único superviviente de la catástrofe, como candidato a sucesor del caído o como último mohicano en retirada.

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que el PSOE extremeño lo tuvo todo para constituirse en reserva ejemplar que sirviera como guía al socialismo español. Sin embargo, Fernández Vara cometió tres errores impropios de su inteligencia. 

El primero, volver a optar a la secretaría general del partido y a la presidencia de la Junta, en contra de su palabra; este error, además de ser una herida importante en su credibilidad, impedirá al PSOE extremeño llegar a los difíciles momentos que le aguardan, a corto y medio plazo, habiendo superado una sucesión que, a nadie se le escapa, puede ser traumática y tumultuosa. 

El segundo, digerir la derrota ante Sánchez en las primarias de 2017 como una obligación moral (o cálculo político, da igual en este caso) de pleitesía incondicional ante el sanchismo. Sobre todo cuando el sanchismo ha significado, tanto por activa como por pasiva, grandes perjuicios para Extremadura. 

El tercero, como consecuencia de los dos anteriores, equiparar el PSOE extremeño al del resto de federaciones en lo peor, es decir, en la planicie absoluta del debate de ideas, en el silencio sepulcral ante las traiciones del gobierno a sus votantes y en la progresiva disolución de su ética e ideología como organización. 

Lo peor de estos tres errores no es que siempre tuvo a alguien cerca que le advirtió sobre ellos. Eso solo conduciría a la melancolía. El gran problema es que los tres son ya irreversibles, así como sus consecuencias. 

El PSOE tendrá que elegir, a largo plazo, entre dos caminos: la desaparición o la derechización

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Es necesario recordar que Fernández Vara tuvo mayoría absoluta en 2019 solo porque VOX se quedó a un 0,3% de entrar en la Asamblea, algo que previsiblemente no volverá a ocurrir. El PP extremeño no es el andaluz, y está lejos de lograr un triunfo equiparable, pero, incluso sin el desastre sanchista, nadie podría esperar que las elecciones autonómicas de 2023 transcurran como las de 2019. 

Como en política es crucial el cronograma, de ese resultado electoral dependerá todo. Lo más probable es que sea necesario acelerar cambios ya de por sí complicados que se complicarán más con las prisas. Y Vara, que lo tenía todo para ser el Feijoo del PSOE, no podrá explicar por qué quiere suceder a Sánchez después de seis años de reverencias y silencios cómplices. 

El PSOE se ha metido en un callejón sin salida y tendrá que elegir, a largo plazo, entre dos caminos: la desaparición (como la de los partidos socialdemócratas de Grecia, Italia o Francia) o la derechización sin complejos (como en Alemania). No cabe duda de que si puede elegir se decantará por lo segundo, y para ello tendrá que tirar de perfiles del ala más liberal del PSOE, como Vara o Page. Lo intentarán, más que nada porque no habrá otra opción, pero el alineamiento acrítico con el sanchismo hace que todo llegue demasiado tarde. También, por desgracia, a una federación como la extremeña, que tuvo en la mano ser ejemplo y brújula para todas las demás.

*Licenciado en CC de la Información

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