El Periódico Extremadura

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Mar Gómez Fornes

una casa a las afueras

Mar Gómez Fornés

Alma-bosques

Ay Extremadura… se llevan los ángeles negros tu portentosa voluptuosidad, las bufandas espesas de matorral

H ay días que traen su fiesta, en palabras de Madame Dufrénoy, así como hay fiestas que traen su tristeza. El verano es una de ellas: la fiesta-performance funesta del fuego.

Hasta las palabras están quemadas; cada renglón que escribimos forma una cadena montañosa de ceniza. ¿Para qué incidir más en la imagen de estos bosques desnudos, donde el Aquilon en la distancia ruge y murmura?

Ya el bosque pide vestidos al invierno; vestidos que traigan flores, sapos y alma-bosques que conviertan estos valles de nuevo en lugares sagrados. Ya el bosque pide a la noche fresca sus horas de lila y sus ecos de lira. 

Que apaguen los hombres las horas de guerra y de furia; que derriben los muros de llamas y vuelvan al bosque los tiernos brotes, los acentos de gloria prometidos, los cielos chorreantes.

Todo un delirio ardiente golpea las faldas verdes, vestidos del bosque en feliz esparcimiento que ayer de mariposas rebosaban… y hoy sin más son tierra desastrada. 

Extremadura. ¡Otra vez de tu corona se llevan los laureles! Tu frente tímida otra vez recibe el zarpazo, la quemazón. Adiós a la tierra. Las liras se han vuelto ira. Gruñe el viento. Aquí estamos atónitos, escuchando el coro: la voz del alma-bosque muriendo. Se extinguen en lágrimas las casitas con su encanto dentro. 

¡Tanto esfuerzo! Los hielos cantarines que fueron a morir a las gargantas, los mármoles de las montañas… ¡Ay bosques de nuestros bosques!

La bóveda del agua, los pórticos del aire son ahora ilusiones carbonizadas. Suenan a lo lejos las cabras en estampida buscando un nuevo bazar pues el fuego se ha llevado las ultimas sedas naturales.

Ay Extremadura… se llevan los ángeles negros tu portentosa voluptuosidad, las bufandas espesas de matorral, los salones del águila imperial. Te han dado un tajo en el corazón. Y ahora que vengan a decirnos que debemos restablecer el equilibrio, reconquistar nuestra relación con la naturaleza… ¿Quién? ¿Quiénes? Allí los que quedan están exhaustos, tienen el alma y las manos negras. Eran guardianes del paraíso y la fertilidad…practicantes del biorregionalismo, el fenómeno más conocido como Re-Habitar la tierra.

Etimológicamente, «bio» procede de la palabra griega que hace referencia a la vida; «región» viene del latín regere o territorio para ser regido. Es decir, que una biorregión sería un territorio vivo, un lugar delimitado por las formas que adopta la vida, por su topografía, por sus biotas, una región regida por la naturaleza. El biorregionalismo hace suya la conexión entre el mundo natural y la mente humana, precisamente Extremadura y sus bosques ahora quemados suponían para ello un laboratorio de primera magnitud.

Extremadura, por su prudente distancia de la locura industrial, representa el escenario idóneo para extender el concepto biorregión que no es más que una forma de cultura basada en integridades biológicas y una sociedad que contribuye al desarrollo espiritual de todos sus miembros. En resumidas cuentas, tal y como apunta Kirpatrick Sale «la bella, simple y natural unidad entre el ser humano y la naturaleza».

Resulta que en Extremadura hay buena parte de ese paisaje demandado por quienes no quieren seguir viviendo donde no hay vida. Monfragüe da o daba respuesta a quienes buscan determinados patrones ecológicos, también a los analistas de la naturaleza. Ahora que su reloj de arena se ha parado en seco, esperemos que sirva para que los gestores de lo público dediquen tiempo a la práctica del paseo, la espiritualidad, la amistad y defiendan apasionadamente el tarro de las esencias que aún tienen entre manos. 

Me permito dudar y pensar en aquello que tan sutilmente dejó escrito Thoreau: «probablemente, la alegría sea la condición de la vida». Y como él, desconfío de cualquiera que quiera cambiar el mundo sin haberse transformado antes. No se trata de ser políticos respetables en las crisis, ni de acudir cuando el bosque solo necesita a los super hombres bomberos, se trata de empezar de nuevo en lo pequeño. 

* Periodista

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