Hace años, los españoles no hubiéramos podido imaginar que los herederos de aquellos que causaron tanto daño y dolor a generaciones, los asesinos de ETA, iban a tomar decisiones que afectarían al presente y futuro de nuestro país, a la verdadera memoria democrática, a nuestra vida, en definitiva.
"Fue la primera vez que la gente pidió en el País Vasco el fin del terrorismo al grito de «basta ya»
Si cualquiera nos lo hubiera insinuado, le hubiéramos tildado de loco. Pero todavía no conocíamos a Sánchez y su ansia de poder a cualquier precio, y ese precio que está pagando España es insoportable. Hoy, cuando esa hipótesis se convierte en realidad, por obra y gracia del presidente del Gobierno, solo hay una palabra: ignominia.
Pretenden dejar atrás a los hombres, mujeres y niños que murieron sin razón; por los que lloramos de rabia e impotencia en muchos momentos de nuestra vida, los mismos que los jóvenes hoy desconocen, y que por la –mal llamada- ley de «memoria democrática», no oirán hablar jamás o tendrán una versión torticera de los hechos.
Ellos, que ejercieron la dictadura del terror, hablan de democracia y de memoria, pero lo que quieren es hacernos olvidar y blanquearse con ayuda de los socialistas y sus socios de gobierno.
El otro día leí en las redes sociales esta pregunta: ¿Recuerda que estaba haciendo cuando mataron a Miguel Ángel Blanco? No es extraño que muchos lo recordemos porque vivimos esos dos días con angustia, y sufrimos por el desenlace final, pero también porque fue la primera vez que la gente pidió en las calles del País Vasco el fin del terrorismo al grito de «Basta ya» coreado por miles de manos blancas.
Nacía el «Espíritu de Ermua». ¿Fue un espejismo?, o tal vez esperábamos demasiado de él porque en ese mismo pueblo la tumba de este joven, concejal del PP, fue ultrajada una y otra vez, hasta que sus restos tuvieron que ser enterrados en Galicia.
El aniversario de la muerte de Miguel Ángel se ha recordado con actos en toda España porque somos responsables de mantener la verdadera memoria, de contar a los jóvenes los hechos como ocurrieron: que hubo personas asesinadas, secuestradas o perseguidas por el único motivo de defender sus ideas o servir al Estado, y que eso pasó hace solo unos años.
Mientras, Sánchez diferencia a España y Euskadi como dos países sin ningún pudor y sin vergüenza, y el gobierno negocia con Bildu presupuestos, políticas, leyes y beneficios penitenciarios para los presos de ETA, cuando muchos asesinatos están sin resolver y sus ejecutores siguen libres, cuando otros etarras reciben homenajes en la tierra donde aún insultan a Marimar Blanco o intentan agredir a cualquiera cuyas ideas les resultan incómodas, como ocurrió en las fiestas de San Fermín en Pamplona.
Y frente a esta ignominia, el trabajo de las víctimas y sus familias que luchan por evitar el olvido de esas muertes, y que no callarán para contar la verdad de lo que realmente pasó.
