El Periódico Extremadura

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Tomás Carrión

Tribuna abierta

Tomás Carrión

Sobrevivir al cambio climático

Hay que recordar que nuestra especie no es imprescindible en el devenir del planeta

Ha llegado y está aquí, son las afirmaciones más escuchadas estos últimos meses en referencia al cambio climático. No estamos preparados para los efectos de las olas de calor intensas y estos fenómenos extremos reavivan el debate sobre la capacidad de adaptación de las sociedades humanas al nuevo entorno.

Frente a la dura realidad de los incendios y la falta de lluvia, cuando muchos territorios de España se han preparado ya para aplicar medidas de restricción del uso del agua potable, hay que improvisar medidas para evitar, en paralelo, las consecuencias del calor extremo sobre la salud humana y la mortalidad.

Julio de 2022 ha acabado en tercer lugar como el mes más caluroso de este nuevo siglo (después de 2015 y 2006 según datos de la AEMET) destacando que fueron especialmente elevadas las temperaturas máximas diarias y que se situaron 2,3º C por encima de la media. Paralelamente, los registros oficiales del Observatorio de Mauna Loa en Hawai, con concentraciones de CO2 por encima de las 416 ppm (partes por millón) nos muestran una situación que nuestro planeta no ha vivido en los últimos 10.000 años.

Si a esta realidad añadimos las limitaciones en la disponibilidad de recursos energéticos y alimenticios para muchos países, como consecuencia de los conflictos bélicos (cuyo origen, más allá de la megalomanía de algunos líderes, podría ser, precisamente, el control de esas fuentes de energía y alimento), estamos frente a la tormenta perfecta.

No queda otra solución que adaptarse al cambio. Reducir la demanda energética; descarbonizar la economía; reducir, también, el efecto de isla de calor de las ciudades mediante una renaturalización comprometida y activa y creando refugios climáticos; reducir el consumo de agua evitando las pérdidas en la red o frenar la pérdida de la biodiversidad aumentando la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático, pueden ser algunas alternativas.

Hay que recordar, una vez más, que nuestra especie no es imprescindible en el devenir de nuestro planeta. Hoy la salud de la Tierra sigue deteriorándose a pasos agigantados con más de 3.000 millones de personas afectadas por la degradación de los ecosistemas, con elevadas tasas de contaminación que causan unos nueve millones de muertes prematuras cada año y más de un millón de especies de plantas y animales que están en peligro de extinción, según el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres.

El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son las dos caras de la misma moneda y consecuencia directa de la actividad humana. Si no tomamos conciencia de la gravedad de la situación quizás nuestra especie no sobreviva a la crisis global.

*Biólogo y experto en riesgos ambientales

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