Calendario obliga, y no podía dejar pasar tan señalado día, 8 de septiembre, para al menos dedicar unas líneas a Extremadura, que ni es extrema ni es dura, es como su propio nombre en latín indica, Extrema Dorii, el extremo del Duero, concretamente el extremo sur del río y sus afluentes. Extremadura celebra su día hoy, por la festividad de la Virgen de Guadalupe su patrona.
"El Día de Extremadura es un día para seguir luchando y conquistando, y para creer en Extremadura
La primera denominación como Extremadura que se conoce fueron las Extremaduras de Castilla, a la que siguió la Extremadura de León, ambas reconquistadas por los reinos de Castilla, por Alfonso VIII y el de León, por Alfonso IX, en referencia precisamente a las tierras reconquistadas que estaban al sur del Duero, su primigenia denominación.
Fue la unión de ambos reinos lo que dio origen al reconocimiento administrativo de Extremadura en 1371, denominada en primera instancia Provincia de Extremadura en 1390. La primera capital extremeña, tampoco fue Mérida, curiosamente fue Trujillo, y como provincias fueron en primera instancia Cáceres y Mérida, así delimitadas por los franceses, hasta que en 1820 finalmente se declarasen como hasta nuestros días, Cáceres y Badajoz. No fue hasta el 26 de febrero de 1983 cuando Extremadura promulgó su Estatuto de Autonomía declarando a Mérida como su capital.
Perdonen los eruditos si algún fallo he cometido, pero tampoco era mi intención dar ninguna lección de historia, pero sí de la historia detrás de la historia. La historia de las tierras del extremo del río Duero, sí, ha sido extrema y dura, muy dura. Todo este proceso histórico que parece tan liviano, ha estado plagado de guerras, hambrunas, despoblación y emigración masiva de extremeños de sus tierras, las tierras que les vieron nacer y crecer, las que trabajaron y donde vivieron, las que les pertenece por nacimiento, y es ese sentimiento de fortaleza, resistencia y orgullo patrio injertado en su ADN, el que debe ahora, superado tanto periodo oscuro, el que no debe ser comparado con tiempos pasados que solo llevan a la autocomplacencia resignada, sino al futuro que con más derecho que nadie, grabado a sangre y fuego, incluso ganado en tierras lejanas, de aquellos que aún fuera de nuestras fronteras o de su tierra, nunca perdieron su identidad, se merecen las tierras al sur del Duero y aquellos a los que vio nacer y trabajar con y por ellas.
Hoy Día de Extremadura no es sólo el día de su patrona, Nuestra Señora de Guadalupe, que también, es día para recordar, conocer y reconocer, saber y actuar, seguir luchando y conquistando, pero también y sobre todo, porque hoy es un día para creer en Extremadura, porque sólo creyendo, aunque tengamos que seguir luchando, podremos tener las infraestructuras e industrias que históricamente se nos ha negado, la consolidación de las pequeñas y medianas empresas, pero también afincar y atraer a las grandes, generar el tan necesario empleo y elevar el salario medio, que evite la despoblación y emigración de nuestros jóvenes, brillantes la mayoría como demuestran en sus diferentes campos con premios nacionales e internacionales, creer en nuestra educación púbica y sus docentes, en nuestro sistema sanitario, en nuestras instituciones, en nuestros profesionales, en sus trabajadores, en las familias, en nuestros mayores, en nuestros campos, en nuestra tierra. Creer para crecer. Feliz 8 de septiembre.
