Esta semana hemos asistido en Trujillo, una bella e histórica ciudad, a las jornadas sobre fotovoltaicas y biodiversidad, aprendiendo con expertos, empresas y Administración cómo podemos hacer de estos proyectos y su espacio, lugares emblemáticos para la flora y la fauna.
Vivimos un momento complicado en Europa con la agresión unilateral de Rusia a Ucrania que ha puesto de manifiesto, si cabe aún más, la importancia de las energías renovables: son autóctonas, no importadas de terceros países, limpias frente a los combustibles fósiles y competitivas para abaratar las facturas.
Necesitamos más renovables, está claro, pero su desarrollo ha de ser responsable, respetando el medioambiente y colaborando con las comunidades, pueblos y comarcas que las acogen.
Iberdrola ha puesto en marcha en Extremadura la planta fotovoltaica más grande de Europa (600 MW), la Francisco Pizarro, llamada así en honor al conquistador nacido en Trujillo. La instalación acaba de recibir el premio a la Sostenibilidad otorgado por CompromisoRSE.
También hemos puesto en marcha la planta fotovoltaica Campo Arañuelo 3, en Romangordo y que pudimos enseñar con orgullo a todos los congresistas. Con 50 MW, está integrada en la dehesa donde convive con especies salvajes como el ciervo. Es un espacio útil para el pastoreo de ovejas, tiene colmenas de abejas donde se produce miel solar ecológica certificada y tiene una pionera batería de almacenamiento de energía para alargar el día de sol, capturando más energía renovable.
Hemos colaborado con la industrialización de la región adjudicando transformadores a FARAMAX o torres de alta tensión a IMEDEXSA. Además, colaboramos con nuestro socio local en promoción ECOENERGÍAS DEL GUADIANA, dando empleo a ciudadanos extremeños en estas fábricas, en el montaje de instalaciones y en la operación.
