Opinión | Tribuna abierta

Ayer no era ayer sino mañana

Ante la aprobación hoy en el Congreso de los Diputados de la Ley Trans y de Derechos LGTBI

Ayer no era ayer sino mañana.

Ayer no era ayer sino mañana. / El Periódico

Llegamos al Congreso con algo de zozobra. Elsa, quien en 2019 se coló en muchos hogares de España para visibilizar que las niñas trans son realidad y no teorías, se despertó cuando empezaban a aparecer las M40, M30 y demás, en las señales de la autovía, justo cuando nos informaban de que no había forma de permitirle pasar a la tribuna del Congreso para presenciar las intervenciones de los grupos parlamentarios sobre la Ley Trans y de Derechos LGBTI, que se vota el día de la lotería -algún día habrá que hablar del veto a menores a espacios donde reside la soberanía popular y la falta de cultura política y democrática que tienen lxs menores-.

Desde Fundación Triángulo Extremadura hoy nos juntaremos más de 20 personas en Madrid para celebrar esta ley, para abrazarnos, para arropar y agradecer a quienes lo han hecho posible. A Elsa y su padre les tocaba ayer ver todo desde la sala Fraga Iribarne…. Qué cosas. El resto subíamos a tribuna, sabiendo que estábamos asistiendo a un momento histórico. Cada grupo político ha fijado posiciones y hoy toca hacer la foto final. 

Cada una de las personas que emiten hoy un voto serán responsables de lo que implica: quienes digan sí estarán permitiendo que las personas trans vean reconocido lo que jamas debieron no tener, sus derechos de ciudadanía;quienes voten no, de manera nítida volverán a colocarse frente a los valores democráticos. 

Anular, no respetar y no reconocer las diferencias que nos enriquecen es sinónimo de vulnerar los derechos democráticos más básicos.

He tenido el privilegio de escuchar en la tribuna, junto a un puñado de mujeres y hombres que llevan meses peleando por esta ley, las intervenciones de todxs lxs grupos parlamentarios. De todxs. 

Y, aunque podría, no, no me voy a detener en la infamia e indecencia de las intervenciones de la derecha y extrema derecha. 

Dentro de unos años, en alguna noche electoral, alguien ondeará una bandera trans o arcoíris frente a los edificios de sus sedes por una ventana entreabierta y, quienes las veamos por televisión tendremos memoria y aún el regusto amargo de su intervención previa en el Congreso de los Diputadxs. Qué importante es la memoria y qué poco ha cambiado nada desde el 2005.

Y digo que no me voy a parar ahí porque, con el silencio del hostal y el bullicio de la plaza de Pedro Zerolo a mi espalda, pienso que me quiero quedar con la emoción de las palabras de las diputadas y diputados que han mostrado su apoyo y reconocido el valor de la ley que se aprobará hoy. Me voy a quedar con las intervenciones que nos han hecho llorar de emoción, me voy a quedar con quienes sienten que a pesar de los golpes, insultos, violencias verbales, acusaciones, persecuciones, han subido a una tribuna a decir que ha valido la pena. Me voy a quedar con haber vivido esto, de nuevo, con Ana al lado y Andrés y Elsa cerca. Me voy a quedar con el trabajo generoso entre entidades que han puesto la causa al frente, aparcando cualquier diferencia, demostrándonos que juntas somos más fuertes. Me voy a quedar con los ojos empañados de un padre que se ha emocionado cuando una ministra ha agradecido a su hija todo lo que ha aportado en la visibilidad de las infancias trans.

Me quedo con la sensación de abrigo que sentirán hoy, al ver el telediario, cientos de personas que de reojo mirarán la televisión , algunx tratando que no se note que la ley le afecta en primera persona, y, aún sintiendo miedo, sabrán que esta ley habla de ellas/ellos/elles y les dice que son válidos, que no tienen que demostrar nada a nadie, que no tienen un problema, y que tienen derecho a ser felices y a no sentir miedo.

A mí me sucedió cuando de reojo también miré la aprobación de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo cuando aún había más de armario que de libertad.

Quiero quedarme con la sonrisa que me regala pensar en las primeras lesbianas que vayan a registrar a su criatura ¡sin tener que casarse!, con la contundencia de la primera sentencia que condene a algún párroco o pastor trasnochado que trata de «curar» la homosexualidad de un chaval joven, que va a verle muerto de miedo, obligado por alguien que debería quererle en lugar de negarle y empujarle a algo que en breve será delito.

Sí, la ley también va de esto, de situaciones de nuestra vidas cotidianas, que nos afectan y, ahora, sentimos que importan a nuestrxs vecinxs.

Me quedo con la satisfacción de saber que las renuncias y pérdidas de muchas han merecido la pena.

Hoy volveremos al edificio de los leones con toda nuestra garra y fuerza, con la memoria de todas las que nos precedieron, sabiendo que porque otrxs fueron nosotrxs somos, conscientes que porque nosotrxs somos otrxs serán.

El proceso no ha sido sencillo. Hemos aguantado, quizás demasiado. Esto le tocará contarlo a mucha gente. Llegar aquí ha sido doloroso, sobre todo, para las personas trans. Esperamos que puedan sentir que ha merecido la pena. Y como dice la canción «Ayer no era ayer sino mañana» y para ese mañana yo quiero hacer una cosa: tender puentes. 

Me quedo con la satisfacción de saber que las renuncias y pérdidas de muchas han merecido la pena

Tenemos la obligación de hacerlo. Lo podemos seguir hablando de sororidad, de igualdad, de erradicar privilegios si no es desde la interseccionalidad, o, para que lo pudiera entender mi abuela, no puedo exigir igualdad si no reconozco que las mujeres mayores, las trans, las lesbianas, las negras, las de pueblo, las mujeres con discapacidad están atravesadas por identidades que les hacen sufrir más discriminaciones.

Y sí, las mujeres trans son mujeres, no nos borran a las mujeres ‘cis’ y la lucha a su lado es tremendamente enriquecedora.

Hemos transitado un tiempo complejo, es hora de bajar el volumen del enfrentamiento, de bajar el volumen de la violencia, de reconocer el avance en derechos y luchar contra el enemigo común: el patriarcado. 

Hoy ha quedado claro quienes están dispuestxs a aprovechar todo para imponer sus privilegios.

Ayer no es ayer sino mañana y hay que seguir demostrando lo que hoy ha triunfado: que Juntas, desde el reconocimiento de la diferencias y la lucha por la igualdad somos más fuertes.

Decía que siento el bullicio de la plaza de Pedro Zerolo, creo que estaría bastante dolido por todo lo que ha sufrido y ha tenido que renunciar su compañera Carla Antonelli, pero, por encima de eso, se me viene a la cabeza el mural grande que hicimos en Mérida con un proyecto de la Aexcid que dice: «Construimos sociedad fomentando la diversidad». Pues de eso se trata.

Hoy habrá Ley Trans.

*Presidenta Fundación Triángulo Extremadura

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