El Periódico Extremadura

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Daniel Salgado

Es decir

Daniel Salgado

Edmundo Bal, intrigante

De confirmarse las sospechas, Edmundo Bal sería, «el repelente niño Vicente», aquel personaje de Rafael Azcona en La Codorniz. No tanto por repelente, o sea, redicho, como por niño. 

Para las primarias de Ciudadanos celebradas la semana pasada, Bal llevaría tiempo conspirando contra Inés Arrimadas, en un intento por que los militantes se convencieran, por sí mismos y no porque él lo dijera, de que el problema de Ciudadanos era ella. (Luego, ya en campaña, es cierto que la ha acusado de usar testaferros para «engañar» a los afiliados.) Repelente. 

"Lo malo del poder, cuando no se tiene y se ambiciona, es que los celos hacen decir cosas impropias de la edad

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Pero lo que realmente ocultaría la intriga es que Bal querría ser el presidente del partido, solo que sin atreverse a reconocerlo, avergonzado. Niño. 

Personalmente, el interés por Ciudadanos es el mismo que por Podemos, PP o Vox. Ninguno. Pero hay que reconocer que en 2019 llegó a ser el tercer partido en el Congreso, con 57 diputados y la posibilidad de pactar o con el PP o con el PSOE (y la negativa a pactar con el PSOE fue su perdición, según Francesc Carreras, uno de sus fundadores). Así que esta opinión sobre Bal no es una opinión ad hominem, aunque pueda parecerlo, sino la crítica a un comportamiento que no habría sido ni moral ni adulta, si se confirmara que, en vez de admitir que quería presidir el partido, habría estado persuadiendo a la militancia, escondidizo, de que el declive de Ciudadanos era responsabilidad de Arrimadas. Para que lo eligieran a él, claro.

Bal se ha presentado a las primarias y ha fracasado. Un fracaso relativo: el 39,34% de los votos, frente al 53,25% de la candidatura apoyada por Arrimadas, que iba la última en la lista, por cierto. 

Dicho de otro modo: Ciudadanos tiene poco más de 7.600 afiliados y la participación ha sido de la mitad, en torno a 3.700, de los cuales han votado a Bal unos 1.900. 

Una derrota. Pero una derrota que hay que olvidar. Bal ya ha pedido «no pensar en clave de resultados, sino en beneficio de los españoles». Desde luego, por supuesto, faltaría más. Bal jamás se habría presentado a las primarias para arrebatarle el cargo a Arrimadas, sino solo por y para beneficio de los españoles.

«No puede ser que la gente ponga la televisión y siga viendo a Arrimadas como portavoz de Ciudadanos», dijo durante la campaña. Como se ve, un argumento serio, inteligente, decisivo, de salir corriendo a votarle. 

Lo malo del poder, cuando no se tiene y se ambiciona, es que los celos hacen decir cosas impropias de la edad o de la condición: no ya redichas, en este caso, es decir, de repelente niño Vicente, sino cosas de niño a secas. «No puede ser que la gente ponga la televisión y...». 

Ay, Bal. Más movilización y votos habría obtenido de la militancia extremeña si al menos hubiera dicho enchufar: «No puede ser que la gente enchufe la televisión y...». Porque en Extremadura, al menos en Extremadura, que se sepa, la televisión y la radio se enchufan, algunas veces se ponen y raramente se conectan. 

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