Opinión | Jueves sociales

BeReal

Acabo de enterarme de la existencia de una nueva red social (otra más) que responde al nombre de BeReal. Se creó hace dos años, pero hasta el año pasado no empezó a ganar popularidad, hasta el punto de que ha sido la aplicación más descargada. El nombre ya se las trae, como si necesitáramos más dosis de realidad de la que ya tenemos, o nos hiciera falta inventar otras vidas, si para eso existen ya los libros, esa aplicación tan antigua. 

"De realidad andamos más que sobrados, sobre todo de esa que cada vez más supera a la ficción

De realidad andamos más que sobrados, sobre todo de esa que cada vez más supera a la ficción, ahí están los trenes nuevecitos de Asturias, recién construidos, que no pueden pasar por los túneles, recién excavados también, porque las medidas no son correctas. O el globo más bien poco discreto que ha sobrevolado Estados Unidos en misión de espionaje. A ver quién supera estas historias. 

Pero como parece ser que no queremos mirar más allá de nuestras narices, necesitamos otra red social que nos conecte para no salir de casa en busca de una conexión que podríamos sentir a poco que cruzáramos la calle, saludáramos a la gente y dedicáramos menos tiempo a agachar la cabeza frente al móvil. Lo mejor de todo es cómo se promociona este invento que básicamente se trata de que un grupo de gente se haga fotos y las suba a la vez. Se vende como una respuesta a la necesidad de sociabilización que nos hace humanos y a nuestra urgencia por compartir que nos convierte en seres sociales. 

Y para promover estas dos características, te lanzan un aviso para que sepas que solo tienes dos minutos para unirte a la sesión de fotos de tu grupo de amigos. La notificación te puede llegar en cualquier momento, de forma aleatoria, con lo que a partir de ahora, vives más pegado que nunca al móvil para no perderte la inmensa oportunidad de compartir ese momento de tu vida. 

Eso es lo real. Lo auténtico. Puedes estar en el baño o en el trabajo o limpiando y BeReal te avisa para que subas una foto de ese preciso momento al mismo tiempo que los colegas. Solo tienes dos minutos, así que tienes que dejar las poses, los peinados, el maquillaje y los demás artificios. Tienes que ser real, a tope, dándolo todo. 

Con tus legañas, tus zapatillas de estar por casa y tu bata alpina. Ser real. Para ver a gente real haciendo cosas reales. Eso dicen. Luego, ya si eso, como dicen también, puedes seguir limpiando, darte una ducha, abrir la puerta y salir al mundo, con los ojos cerrados, eso sí, no vaya a ser que la realidad de verdad te salga al encuentro, sin previo aviso, y se te pare el corazón, de puro miedo, de puro entusiasmo, y quizá también, de pura vergüenza. 

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