Opinión | es decir

Que continúe

Lo normal es que Partido Socialista y Podemos, del mismo modo que pactaron gobernar en coalición, pacten ahora la ruptura de la coalición. Y precisamente porque faltan ocho meses para las elecciones. Es decir, solo ocho meses.

"Si hubo un pacto de gobierno y no lo ha habido ya de ruptura es porque consideran que el espectáculo debe continuar

No solo lo normal, tras lo ocurrido el martes en el Congreso, sino lo razonable. Respecto a lo ocurrido el martes, déjense aparte las descalificaciones, los insultos y esa afirmación zafia de que a las mujeres que denuncien una agresión sexual se les volverá a preguntar si cerraron bien las piernas. Lo grave es que, por primera vez, una decisión del Consejo de Ministros llegaba al Congreso con la disidencia de dos ministras, Irene Montero e Ione Belarra (también de la vicepresidenta Yolanda Díaz, pero su disidencia fue sororidad, más que disidencia), en lo que ya cuesta considerar una discrepancia más entre los socios de gobierno, como prueban la ausencia del presidente en el Congreso y el que esta vez no haya justificado la actitud de sus ministras con el argumento de que «buscan visibilidad», o que «sobreactúan», porque «ya están en ambiente electoral». No, lo del martes en el Congreso no parece que se explique por motivos electorales, ni pueda disculparse como otra discrepancia más. ¿O es que el Partido Socialista, en efecto, «trata a la gente como si fuera idiota», como ha dicho Belarra, precisamente?

Bien, considérese ahora eso de ponerse en el pellejo de. ¿Quién, desde el socialismo (sus dirigentes, su militancia, sus votantes), después de que Belarra y Montero votaran en contra de una decisión que procedía del Consejo de Ministros, no entendería razonable que el presidente del Gobierno las eche del Consejo de Ministros, o sea, las cese? Al menos al portavoz Patxi López no le faltaron adjetivos para que el partido vaya mascando lo ocurrido y dicho en el Congreso: «Impresentable», «hiriente». Y, siguiendo en el pellejo de, ¿quién, desde el podemismo (sus votantes, su militancia, algunos de sus dirigentes), después de que el Gobierno dejara a Montero y a Belarra solas (incluso físicamente, solas en la bancada azul) contra la reforma socialista de su ley, no vería razonable que las dos dejen el Gobierno, o sea, dimitan? Al menos al exsecretario Pablo Iglesias no le faltó retórica para que Podemos lo mastique: «Solas, como se sintieron Irene y Belarra, se sienten las mujeres cuando van a un tribunal a declarar una violación y son juzgadas por la falta de heridas en su cuerpo».

Pero los dos partidos quieren agotar la legislatura juntos, como si la legislatura no pudiera sostenerse incluso sola, ahora que la mayoría de las leyes están tramitadas y no hay presupuestos que aprobar. Y, lo más importante, cuando lo justo para el votante es que el podemismo se distinga claramente del socialismo y el socialismo se diferencie bien del podemismo, precisamente porque faltan ocho meses para que haya elecciones, aunque esa sea, solo que al contrario, la razón de uno y otro (de uno más que de otro) para decir (se) que la coalición aguantará hasta el final: las elecciones, o sea, el que falten ocho meses para las elecciones.

Si hubo un pacto de gobierno y no lo ha habido ya de ruptura es porque consideran que el espectáculo debe continuar. 

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