Opinión | Jueves sociales

Solotildistas

Yo quisiera emocionarme cada vez que se produce un levantamiento popular a favor o en contra de una norma ortográfica, y pensar que vivo en un país que se preocupa hasta la pasión por cómo escribir su lengua, por cómo hablarla. 

"Cuidar la ortografía, como la gramática, es un acto reivindicativo, frente a los que desprecian nuestro idioma porque no cotiza en los mercados de valores

Pero no. Ya no me lo creo. Solo (sin tilde) tengo que abrir un periódico, ver un telediario o escuchar la radio para observar los destrozos continuos a nuestro idioma. Dónde están los defensores a muerte de la tilde de sólo cuando un periódico de prestigio nacional, un referente, abre su portada con un muere, Mandela, en el que le desea la muerte al pobre dirigente, en lugar de informar de que ya no está entre nosotros. 

Dónde están los solotildistas o los no solotildistas cada vez que una coma vocativa desaparece con más frecuencia de la que quisiéramos. Y dónde se esconden cuando un político comienza su discurso con un en primer lugar, decir... como si el infinitivo no necesitara más verbos que su sola fuerza frente al mundo. En ortografía faltan aún muchas batallas que librar, y mucho más importantes, y no se ganan en las redes sociales, con carteles reivindicativos en los que se presuma de acentuar siempre solo o los pronombres demostrativos.

Esas batallas se ganan donde siempre, pese a quien pese, y como siempre, en las aulas, en las familias y con la lectura. Ahora parece muy moderno declararse a favor o en contra de una pequeña tilde, pero como dicen ahora, la ortografía no va de esto, sino de otra cosa. Va de que nos están engañando haciéndonos creer que te van a entender igual tanto si escribes debe como deve. No es así, escribir bien es una muestra de respeto a quien te lee. Y además es casi un acto revolucionario, aunque suene paradójico, una rebelión contra la cultura de lo fácil e inmediato, un pararse a pensar antes de lanzar un exabrupto aunque solo sea para construirlo correctamente y en ese tiempo, meditar si es necesario. 

Cuidar la ortografía, como la gramática, es un acto reivindicativo, frente a los que desprecian nuestro idioma porque no cotiza en los mercados de valores.

Leer, escribir, reflexionar sobre los mecanismos de la lengua es enfrentarse a un mundo que nos quiere no pensantes, para que consumamos sin medida. Luego, ya si eso, como dicen también ahora, viene lo de la tilde de solo, y la de los demostrativos, pero hasta entonces, trabajemos con nuestros hijos y alumnos, y la tilde que con tanta razón, muchos defienden, vendrá por añadidura. 

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