Opinión | Zona Zero

Centenario el Sábado de Pasión

En estos cien años de El Periódico Extremadura hay que destacar una plantilla que suda y siente la camiseta

Histórica foto de la plantilla del diario a las puertas del Palacio de la Generala.

Histórica foto de la plantilla del diario a las puertas del Palacio de la Generala. / EL PERIÓDICO

El sábado de Pasión, día 1 de abril, El Periódico Extremadura cumple 100 años. Que una empresa llegue a tal longevidad es excepcional, pero que lo haga un medio de comunicación es una proeza digna de reseña. Cuando hace 31 años entré a trabajar, uno de los primeros trabajos que realicé fue el suplemento especial de los 70 años de la casa. Entonces conocí sus entresijos, sus días de gloria y también sus momentos más adversos. Este año elaborar el correspondiente al centenario juntamente con los periodistas Sara Portillo y Alberto Manzano ha sido todo un honor. 

A lo largo de estos cien años, al margen de lo redondo de la cifra, hay que destacar una plantilla que siempre se caracterizó por sentir y sudar la camiseta, por difíciles que fueran los tiempos, a pesar de sanciones y cierres, de crisis económicas y penurias materiales y técnicas. Ya en la guerra civil se habla de la hazaña de los redactores del EXTREMADURA, que no podían nutrirse de la información que les llegaba de los canales de comunicación de la república y tuvieron que buscarse la vida conectando con radios rebeldes. A lo largo de estas tres décadas me ha dolido mucho cuando algún lector nos tildó de ‘hoja parroquial’ mofándose de los inicios de la empresa, ligada a Acción Católica. Lo cierto es que si hemos llegado hasta a aquí ha sido por un titánico esfuerzo común de muchos trabajadores. El próximo sábado, con su ejemplar diario, tienen la oportunidad de hacerse con ‘la madre de todos los suplementos’. No solo porque recoge la historia de esta casa, sino la de Extremadura en el último siglo. Está lleno de curiosidades, noticias históricas, testimonios y colaboraciones literarias de primer orden. Sus 220 páginas superan la obsolescencia de un número ordinario y merecen la pena que se conserven en cualquier biblioteca que se precie. No se ha hecho con afán enciclopédico. Seguramente haya ausencias y olvidos, pero es un homenaje a quienes a lo largo de una centuria dieron su vida por el periodismo, y por ende por la democracia en nuestra región y país.