Opinión | Jueves sociales

Arena en los dedos

Ya ha pasado un año desde la graduación de mi hijo, y ahora es un universitario que pretende darme lecciones de vida desde la atalaya de sus profundos conocimientos tras un curso fuera. 

"El tiempo vuela, los minutos corren y apenas somos conscientes de haberlos vivido

Han pasado ocho meses desde que empezaron los alumnos que se graduarán ahora, y que en nada tratarán a sus padres con la suficiencia de quien viene de vuelta de todo, aunque no hayan empezado siquiera el giro. Han pasado cinco meses ya de la lluvia infinita que arrasó carreteras y campos antes de Navidad. 

Y otros cinco desde Navidad. Y no queda memoria del agua salvo la ruina provocada. Parece que no ha llovido y los ríos y arroyos vuelven a ser una lengua que apenas se desliza entre la tierra que anuncia agosto. Ha pasado un año desde el verano y ya tenemos el verano encima. 

Y será la edad, pero este último año ha pasado a velocidad de vértigo, como si los días no se sucedieran sino que se acumularan sin orden ni concierto. A lo mejor la prisa la llevamos pegada a nosotros. 

Hablo en plural porque he escuchado el mismo comentario a mucha gente distinta. El tiempo vuela, los minutos corren y apenas somos conscientes de haberlos vivido. Puede que sea este cambio en que ya no hay invierno ni primavera, o también esta avalancha de fiestas y marcas en el calendario que hay que tachar a toda costa. 

Multitasking lo llaman ahora los que ponen nombre inglés a cualquier cosa. Sea como sea, ha pasado un año de casi todo, y a no ser que respiremos hondo y tratemos de ser conscientes cada día, en breve habrá vuelto a pasar otro año casi en blanco. El tiempo se desliza como arena entre los dedos, y antes de que el reloj gire y volvamos a deslizarnos cuesta abajo, no estaría mal erguir los hombros, abandonar el ordenador unas horas y salir a este sol que aún no quema, pero ya amenaza con un verano desolador.

Y reírnos con las enseñanzas de los sabios recién salidos de casa, y despedir a los que en nada saldrán de casa y serán sabios, y abrazar a los que aún no saben y a los que habiéndolo sabido todo, han empezado a olvidar. Porque ya es mayo, de nuevo, y se nos descuentan trescientos sesenta y cinco días en la única rebaja que no necesitamos sobre el precio que tenemos que pagar para seguir vivos. 

Suscríbete para seguir leyendo