Opinión | TRIBUNA

La payasada burguesa

Que esta tierra se haya fijado --y vaya cada vez a más-- como suministradora de materias primas y de energía y resort de vacaciones de lujo no lo va a cambiar gobierne quien gobierne la Junta

De un tiempo a esta parte ir a hacer la compra se ha convertido en un suplicio por la escalada de precios? ¿La inflación hace de ir a por la compra básica un sufrimiento? La pandemia, la guerra de Ucrania, la sequía... Elija usted la mejor excusa. Se van tomando el relevo, si no recuerdo mal, al menos desde 2008, cuando la gran crisis financiera despertó a este país de la burbuja de dinero y facilidades en la que estaba inmerso desde su entrada como miembro de pleno derecho en lo que llamamos Occidente y todas sus instituciones, la Unión Europea y la OTAN las más relevantes.

Y son estos órganos supranacionales, junto a las grandes empresas transnacionales las que realmente van a decidir qué es de Extremadura los próximos cuatro años. Así de claro. Que esta tierra se haya fijado --y vaya cada vez a más-- como suministradora de materias primas y de energía y resort de vacaciones de lujo no lo va a cambiar gobierne quien gobierne la Junta a partir del próximo 29 de mayo. Lo aseguro ante notario si hace falta, como lo ha hecho algún aspirante a regidor cacereño con la renuncia a su sueldo. 

En este bazar de las democracias liberales, cierto es que cada partido tiene sus colores y matices, pero en la raíz, en los cambios estructurales necesarios para garantizar la justicia social y poner fin a la pobreza y a la precariedad, ninguno va a meter mano. Miren que tenemos una derecha clásica cada vez más rancia y áspera y una izquierda que iba a asaltar los cielos y lo que ha asaltado son los sillones, de los que no se mueven aunque se estén traicionando sus principios más básicos.

Las feministas --las que conocen el feminismo, no las sentidas-- llaman a no votar a traidores. Ven cómo el cuerpo de las mujeres no solo sigue siendo un producto de consumo sino que ya pronto se venderá en piezas, úteros al despiece. Los hombres deberían estar alerta, porque el capital que todo lo consume como monstruo insaciable que es irá en algún punto a por ellos, al menos a por los de la clase trabajadora.

Y es el capital el que manda, por mucho que con la urna cambiemos a «los gerentes del cortijo», como define a nuestros gobernantes el historiador José Miguel Villaroya.

De él también es la expresión que titula este artículo: La payasada burguesa, que, espero, no ofenda a nadie. Todo mi respeto y reconocimiento a los payasos. A los que nos hacen reír, no a los que se ríen de nosotros.

*Periodista

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