Opinión | A la intemperie

Azul pavo

En el batiburrillo político nacional somos cinco centavitos de nada

Aun buen amigo le dije que no volvería a escribir sobre política en unos meses. Vanas esperanzas las mías… La política tiene mala baba, te atropella sin previo aviso. También en Extremadura, este rinconcito olvidado por casi todos. No quería, pero aquí estoy de nuevo, atropellado. Tal ha sido, tal está siendo la astracanada, que basta un suspiro para decir Diego donde dije digo. Y sí, la política tiene su mala baba.

Vara y Guardiola, Guardiola y Vara, no dejan de sorprendernos. Esos a los que hemos votado los más de los extremeños parecen cambiar de opinión a cada minuto. Creo que aciertan los que aseguran que son poco más que la voz de su amo y no es precisamente Extremadura su amo. En el batiburrillo político nacional somos cinco centavitos de nada. No sé ustedes, pero eso es lo que yo, más que pensar, lloro.

Empecemos por Vara. Que Dios me perdone por enredar en las vidas ajenas, pero nadie me quita de la cabeza que este hombre no sabe, ni ha sabido nunca, irse. Entre las muchas virtudes que le adornan (que me perdonen ahora los que no le reconocen virtud alguna) no está el don supremo de saber cuándo toca ir a por la espada. Y le van a dar los tres avisos… Lo acontecido esta semana es una muestra (una más) de esa fea tara. Cuando, casi al borde de las lágrimas, en un arranque de torería, se despedía la noche del pasado domingo, no se despedía. Supongo que eso tampoco lo sabía él. No es que mienta, es que no lo sabía. Casi es peor. Supongo que su muy súbita resurrección no es fruto de una sesuda reflexión sino de un mandato urgente. Supongo, aquí, en la soledad de mi despacho, que alguien le habrá llamado y le habrá pedido el favor, y como Vara es como es, no se ha negado. Tampoco voy a entrar a opinar sobre las razones de quien le llamó, pero sí, y que Dios me perdone, en las de Vara. A veces, un acto de bondad, cuando resulta indigno para con uno mismo, resulta ser un acto de maldad. A veces, hay que ser capaz de decir no. Al PSOE, con elecciones de por medio o sin ellas, no le va a pasar nada irremediable porque Vara no esté. En cambio, a Vara sí. Emborronar la faena con los aceros te condena a perder las orejas. Un mal final arruina cualquier novela.

Vara y Guardiola, Guardiola y Vara no dejan de sorprendernos

Y lo de Guardiola… Reconozco estar aturullado por tanto sí, no, pero sí, pero no. Y todo por no dar la cara, por nadar y guardar la ropa. Hoy a Vox ni agua, mañana estas elecciones van de bloques… Entre nosotros, lo que más me ha sorprendido es eso de pedirle al PSOE que se abstenga para que ella sea presidenta. Guardiola no debería olvidar que en ocasiones se vota en contra de, no a favor de. Sé, porque ella misma lo ha dicho en redes, que no le ha gustado que Alfonso Ussía titulase «La rubita extremeña», así que, a lo más, me atreveré a llamarla «Doña Remilgos». Todo por negar lo que ve un ciego: que si quiere gobernar Extremadura tendrá que pactar con Unidas Podemos, con el PSOE o con VOX. Debería ir escogiendo…

En fin, esta tortilla va a necesitar de algún huevo roto. Que sea de trigueros la tortilla porque cuando le oigo a Feijóo chalanear con Extremadura me descorazono (y me encorajino, qué cñ). Lo que tenga que ser que sea aquí. Acertemos o no, que seamos nosotros, los extremeños, pobrecitos nosotros, los que decidamos. Que no nos birlen lo que es nuestro. Que el azul del pavo no se les ciegue. Pensaba titular «Astracanada extremeña», pero titularé «Azul pavo», por si los pavos me leyeran. Siento haberte mentido, amigo, siento haber vuelto a escribir sobre política. Por cierto, magníficas tortillas de espárragos trigueros las que prepara Antonio Granero…

*Abogado

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