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Opinión | La trastienda

Ceder para gobernar

El acuerdo del PP con Vox y el cambio de opinión de María Guardiola será tema de enfrentamiento político los próximos 4 años

Ceder para gobernar

Ceder para gobernar / Jorge Armestar

Al final María Guardiola entró por el aro. No pudo resistir la presión de su propio partido ni la imposición de Vox, empeñado en tener un protagonismo ajustado a su representación, y aceptó lo mínimo que le permitiera vender un discurso amparado más en la responsabilidad que en la coherencia. «Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños», dijo en rueda de prensa dejando para la historia una frase lapidaria con la que constataba que se tragaba sus palabras a cambio de alcanzar el gobierno y descabalgar al PSOE de la Junta de Extremadura.

La postura firme de Guardiola llevaba al PP a un callejón sin salida y a una repetición electoral a la vuelta del verano. No solo no se había alcanzado un acuerdo con Vox antes de constituirse la Asamblea, otorgándole la presidencia al PSOE, sino que la líder popular había roto todos los puentes en la famosa rueda de prensa posterior en la que descalificaba los planteamientos de la extrema derecha señalando que jamás metería en su gobierno «a quienes niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes, y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI». 

La postura de Guardiola llevaba al PP a un callejón sin salida y una repetición electoral a la vuelta del verano

El acuerdo firmado el viernes contenta a los suyos, que alcanzan el poder después de ocho años; tranquiliza a la dirección nacional, que deja de alterar al PP cara a las generales del 23J; y sienta las bases de un entendimiento entre los dos partidos de la derecha, necesarios para llegar a La Moncloa. Sin embargo, buena parte del electorado resulta defraudado (o al menos contrariado) al comprobar que la líder de la derecha moderada, esa que luchaba contra posicionamientos más radicales y que no le importaba repetir unos comicios con tal de seguir cumpliendo su palabra, da marcha atrás y acepta lo que antes negaba de forma radical. Solo cabe preguntarse para qué este viaje si el objetivo final era acabar en el mismo punto de partida.

La política tiene sinsabores y en ocasiones hay que pasar un mal trago para alcanzar el éxito. Finalmente, será una consejería sacada de la manga en lugar de dos con gran peso político y una vicepresidencia lo que tenga que ceder, lo mismo que un acuerdo programático mucho menos exigente que en otros territorios como la Comunidad Valenciana cuyo documento hubiera sido imposible de firmar aquí.

PSOE y Podemos harán ‘casus belli’ de su incoherencia, lo mismo que su ligación a Vox

Los méritos y desméritos de Guardiola serán juzgados a partir de ahora en una legislatura caliente en la que el PSOE y Podemos harán ‘casus belli’ de su incoherencia y de su ligación a Vox. Serán cuatro años de dimes y diretes en los que la nueva jefa del Ejecutivo tendrá que demostrar que su gestión puede tapar todos sus errores y convencer que ha hecho lo mejor que le conviene a Extremadura. La ciudadanía puede castigar, pero todo político sabe que también olvida. ¿Cuántas veces una coherencia ha sido tenida en cuenta a la hora de votar? O mejor, ¿cuántas veces una incoherencia ha sido castigada en las urnas? El ruido de ahora, sonoro y atronador, pasará a ser silencio salvo que los partidos de la oposición quieran enfatizarlo como estrategia de derribo. Creo sinceramente que todo depende del 23J y los resultados que arrojen las urnas. Si Feijóo arrasa, la alianza trazada con Vox habrá sido acertada y se podrá surcar el mar de la legislatura de forma segura en toda España. Si por el contrario pierde, y sale victorioso Sánchez, todos los pactos y planteamientos de ‘Vox sí pero no, no pero sí’, serán puestos en cuestión. Mucho se juega el PP y el PSOE, la derecha y la izquierda, en esta cita de las generales, tanto o más que salir airoso o entrar en una profunda crisis. Porque todo está en cuestión y nada o casi nada resulta seguro a estas alturas. 

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