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Opinión | Tribuna

Cambio de ciclo

Las urnas -y en este caso los pactos posteriores-, son los que marcan el destino de Extremadura

Extremadura inició ayer un cambio de ciclo. Tras ocho años de gobiernos del PSOE, los últimos cuatro con mayoría absoluta, empieza una legislatura que resulta histórica por ser la primera vez que una mujer accede a la presidencia de la Junta pero también la primera vez que la rige un gobierno de coalición formado por dos partidos del mismo espectro político pero con posturas en muchos casos diferenciadas. Veremos qué derroteros nos depara esta unión de hecho e interesada, la cual nace con el compromiso de la lealtad pero que, con el discurrir de los meses, habrá que estar ojo avizor y comprobar cómo se casan en planteamientos para nada coincidentes y en algunos casos antagónicos.

El momento feliz de un nuevo gobierno dura lo que dura un verano. Luego todo se traduce en trabajo y búsqueda de soluciones

No se aprecia que María Guardiola vaya a cambiar de la noche a la mañana su manera de pensar en cuestiones como la igualdad, la violencia machista, la libertad sexual, la inmigración o el aborto. De hecho, en su discurso de estos días en la Asamblea de Extremadura lo ha vuelto a remarcar logrando, eso sí, que sus señorías de Vox se revuelvan en sus escaños. Pareciera que la nueva presidenta de Extremadura hubiera tenido que tragarse un sapo de grandes proporciones al echar por tierra sus palabras de no pactar con Vox un gobierno de coalición, pero que, una vez asumido, le fuera a dar a su socio la importancia que merece, esa que le otorga una consejería menor conformada por dos direcciones generales pero sin peso específico en el resto. Unas reglas del juego, por cierto, que Guardiola ha hecho suyas y que Vox no tiene más remedio que aceptar dado que la alternativa es una moción de censura con la izquierda, lo cual resulta tan rara como imposible.

Gestión. Es lo que pretende hacer el PP de ahora en adelante. Conformar un gobierno y demostrar que, como ha dicho la nueva presidenta extremeña, las cosas se pueden hacer mejor que sus antecesores. No es que Extremadura sea un paraíso en todos los sentidos, pero hay cosas que se han hecho bien y tienen el listón bastante alto. Demostrar en poco tiempo que «las cosas funcionan», que es lo que define el cambio según María Guardiola, lleva implícito presentar resultados y ahí es donde va a estar la clave del éxito de la nueva presidenta de la Junta, en que el balance en cuanto a empleo, riqueza, infraestructuras, bienestar, servicios sociales, educación, sanidad... va a ser mejor que lo que hay. Ese es el reto que se ha planteado, el que se propone para rendir cuentas ante la ciudadanía y razón por la que, según ella, los extremeños han hablado y han pedido cambio. Ayer los populares pidieron al menos los 100 días de cortesía que se da a todo nuevo gobierno. Serán concedidos, entiendo, pero, pasado este tiempo, no me cabe ninguna duda de que la oposición sacará su artillería y empezará a pedir cuentas y exigir lo que se ha prometido.

El momento feliz de todo nuevo gobierno regional dura lo que dura un verano. Luego todo se traduce en trabajo y búsqueda de soluciones a problemas que muchas veces no dependen de uno sino del gobierno nacional, el cual emanará de las urnas del 23J y ante el que habrá que plantarse con independencia del color que tenga tal y como se ha dicho María Guardiola por activa y por pasiva.

En cuanto a la oposición y en concreto el PSOE empieza un periplo para buscar un nuevo horizonte. La marcha de Guillermo Fernández Vara estaba planteada para esta legislatura que ahora comienza, una vez ganadas las elecciones. Se había pensado en una transición tranquila, al ejemplo de como se hizo en su momento entre Juan Carlos Rodríguez Ibarra y el propio Guillermo Fernández Vara. La marcha abrupta de éste ahora hará que el partido entre en la búsqueda de un nuevo líder, para lo cual se barruntan varios candidatos y la consiguiente pugna. Todo esto se verá con más nitidez a la vuelta del verano, cuando se despeje quién ha ganado las generales del 23J y qué partido se hace con La Moncloa. No es lo mismo un PSOE con fuerza en Madrid que otro desnortado y sin mando, aunque el PSOE extremeño siempre se ha valido por sí solo, sin padrinazgos, pero Sánchez y el poder de la militancia sobre el aparato lo ha desvirtuado todo.

Tardarán un tiempo en colocarse las fichas de nuevo sobre el tablero y seguir la partida. Unos meses para que el gobierno coja las riendas y la oposición ponga al frente a alguien que sea referente y pueda emprender el camino de retorno. De momento, el cambio de ciclo llega y la alternancia política constata que la democracia funciona. Las urnas -y en este caso los pactos posteriores-, son los que marcan el destino de Extremadura. 

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