Aunque sea fallida, Núñez Feijóo debe intentar su investidura, dice el periodismo, ya que sus barones (los del partido, no los del periodismo) le piden que lidere la oposición. Literal: los líderes autonómicos y el equipo próximo a Feijóo le piden que intente la investidura para ser el líder de la oposición. Dejando aparte lo raro de la petición (intentar la investidura para liderar la oposición), cabe preguntarse si los barones creen que Feijóo no sería líder de la oposición si no intenta la investidura. Lo sería igual. A no ser, claro, que no intente la investidura porque no quiera ser líder de la oposición, lo que significa que no querría ser presidente del partido. Por ahí, sí.
En todo caso, no sería la primera vez que el vencedor de unas elecciones se presenta inútilmente a la investidura. Inútilmente, es decir, conociendo el resultado: el caso de Feijóo, según lo más probable, puesto que hasta los propios le animan para que intente el fracaso y lidere la oposición. Tampoco sería la primera vez que intenta la investidura el que pierde las elecciones, y con idéntico fracaso (perdón, resultado): el caso de Pedro Sánchez en 2016, que no fue elegido tampoco por mayoría simple, convirtiéndose así en el primer presidente de la democracia que fracasa en la segunda votación, o, más exacto, la primera vez en democracia que el aspirante a presidente no es elegido en segunda vuelta, por mayoría simple. Para todo hay una primera vez.
Lo que no se conocía (y esto también es la primera vez) es que el perdedor de las elecciones se presente a la investidura ab initio, directamente, sin que se dé antes la negativa o la imposibilidad del vencedor (la negativa y la imposibilidad, en estos casos, van la una con la otra, ya que la negativa es consecuencia de la imposibilidad: Rajoy). Pero no solo que se presente, sino que tenga más posibilidades de ser investido que el vencedor (si no, para qué presentarse). «Ah, así es la democracia parlamentaria», apunta el repelente niño Vicente. En efecto, así es la democracia parlamentaria, queridos niños, que, como sabéis, consiste en que los diputados elegidos por los ciudadanos eligen a su vez al presidente, bueno, al partido cuyo líder será el presidente. Fin de la clase.
No es extraño que el periodismo, dada la probabilidad de investidura que tiene quien ha perdido las elecciones, ignore la investidura de quien las ha ganado. No porque considereque la de Feijóo es poco o nada probable, sino porque considera probable solo la de Sánchez. Un ejemplo de esto es que nada más conocerse los resultados del voto extranjero (qué mal suena, el voto extranjero) la noticia no ha sido el escaño que ha obtenido el partido de Feijóo y que podría beneficiar su investidura, sino el escaño que perjudica la investidura de Sánchez. Quiere decirse que el vencedor de las elecciones no es noticia porque está desahuciado por el periodismo, dada sus perspectivas. ¿Pregunta que se sigue? Si influye en la sociedad el que el periodismo dé por hecho que el único candidato posible de ser investido sea el que ha perdido las elecciones.
Si no la primera, debe de ser la única vez que un candidato gana las elecciones para convertirse en el líder de la oposición.
*Funcionario