Siempre que llega a mis oídos una denuncia del PSOEcon respecto a PP-Vox me mosqueo. Más aún en este permanente ambiente electoral en el que vivimos. Los socialistas tienen ahora el encargo en las comunidades autónomas donde hay pactos entre la derecha y la ultraderecha de señalar que la primera está al servicio de la segunda, que es la que verdaderamente manda.
Bien es cierto que en todas aquellas regiones en las que el PPganó las elecciones y necesitaba el apoyo de Vox para hacerse con el poder, en todas, da igual el porcentaje de votos que obtuviera el partido de Abascal, han conseguido doblegar a la formación que lidera Feijóo y lograr su objetivo:como mínimo un asiento de consejero en el Gobierno regional.
Pasó en Extremadura. Y el último ejemplo es Murcia. Es inevitable no pensar que el popular López Miras al final ha cedido y le dará sitio a la ultraderecha en su Ejecutivo regional (para evitar una repetición electoral, según ha argumentado) con la mirada puesta en los intereses del partido en Madrid. Pero la realidad es que aunque el líder del PP quiera sentar a su derecha a Abascal, los números no le dan para ser presidente del Gobierno; de ahí a que busque desesperadamente por un lado el apoyo del PNV (que ya dicho de todas las maneras posibles que ‘no’) y por otro el del transfuguismo (o lo que es mismo, socialistas traidores a Sánchez).
Expuesto el contexto, volvamos al origen, a la crítica del PSOE. En este caso ha condenado la censura del ayuntamiento de Talayuela a la obra de teatro El señor puta o la degradación del ser, la cual aborda la violencia de género. Este gobierno municipal está en manos de PP, Vox y Extremeñistas.
Los socialistas han cargado en redes sociales contra la presidenta de la Junta, María Guardiola, por lo ocurrido. El razonamiento es que no hay un PP en Mérida y otro en Talayuela, sino que todos son el mismo, y que todos son cómplices.
Bien, los hechos son los hechos. Sobre todo cuando se escuchan las explicaciones para cancelar esta obra. Primero justificaron que el público mayoritario de estas funciones son menores acompañados de padres y abuelos; después que con ese tipo de trabajos se «promociona la violación».
Ambas cosas son absurdas. Lo primero porque en el teatro hay espacio para todos los públicos;lo segundo porque aunque haya imágenes duras, no son más que un reflejo de una realidad que la mayoría de las veces está oculta y no sale a la luz. Es como decir que proyectar una película en la que aparece una pelea es hacer publicidad de la violencia. Nadie se plantea semejante ridiculez.
Al teatro se va para que te remueva, para que te haga pensar, para que ponga por delante otras realidades. Quien no lo sepa es que lo practica poco. Ydecir que «promociona la violación» es de un puritanismo propio de otra época que parece lejana pero no lo está.
Volvamos con la repercusión política. El PSOE de Talayuela ya ha pedido la dimisión de la concejala de Cultura. ¿Y qué ha dicho la Junta? Se ha pronunciado --porque le preguntaron los periodistas-- la portavoz del Ejecutivo, Victoria Bazaga, que básicamente ha dicho que las explicaciones las tiene que dar el ayuntamiento. Y punto.
O lo que es lo mismo, ha evitado el tema porque no puede ni atacar a su propio partido ni reconocer que Vox manda en esos pactos de gobierno. Y eso que hace pocos días aseguró que la censura nunca llegaría a Extremadura. Pues ha llegado.
Ponerse de perfil es muy criticable. Sí. Lo es. Pero es justo lo que ha hecho el PSOE cuando ha estado al mando de los mandos en la Junta y le ha saltado alguna polémica municipal a la que ha preferido no mirar para que no le salpique. Yque pase la bola cuanto antes.
De ahí mi ceño fruncido cuando me llegan esas críticas según quién sea el emisor de las mismas. No tengo dudas de la base y de la gravedad de los hechos, pero se desvirtúan.
*Periodista