La única razón por la que las llamadas «fuerzas progresistas» españolas tienen alguna remota posibilidad de seguir gobernando es que unos cuantos votantes creyeron que debían evitar la llegada de la «ultraderecha» al poder nacional.
Es verdad que la «extrema derecha» y la «derecha extrema» (eslogan electoral), gobiernan ya en once de diecinueve autonomías, es decir, que los principales servicios de la inmensa mayoría de españoles están ya en sus manos. A pesar de que eso, al menos todavía, no ha permitido ver tanques por las calles, unos cuantos votantes fueron susceptibles a ese indefinido y temible rumor de fondo.
Esto funcionó especialmente bien en los territorios nacionalistas (País Vasco, Navarra, Cataluña), porque sabían que su única oportunidad de mantener los privilegios con los que han conseguido ser las regiones más ricas, dependía absolutamente de que no hubiera cambio político.
Pedro Sánchez concretó el relato del horror mediante la expresión «túnel del tiempo tenebroso» que empleó, como un martillo pilón, en todas y cada una de las entrevistas que concedió compulsivamente durante las semanas de campaña, precampaña y pre-precampaña. Más allá de ese lema electoral, se han derramado litros de tinta y saliva, por parte del presidente y sus peones, para demonizar esa parte del espectro político.
Durante la campaña de las elecciones autonómicas madrileñas de 2021, Sánchez denunció a los «presentadores» de televisión que «conversaban cordialmente» con los representantes de la ultraderecha, lamentándose de que la actividad de estos partidos se aceptara «como si fuera normal». No ha sido la única vez, pero sí, desde luego, la más explícita en la que un representante gubernamental ha llegado a cuestionar la libertad de expresión para evitar «normalizar» la actividad política de algunas formaciones.
Eso que genéricamente se llama «ultraderecha» —y que, sin duda, tiene muchos matices según el partido y el país— ha logrado grandes éxitos en Europa durante los últimos años, aunque sin duda el más relevante es la victoria de Giorgia Meloni (n. 1977) en las elecciones italianas de 2022. Santiago Abascal afirmó en aquellos días que «millones de europeos» tenían puesta su esperanza en Italia, Meloni ha apoyado a VOX en varios de sus actos públicos recientes, e incluso Abascal ha escrito el prólogo de la versión española de la biografía que ha publicado la italiana.
Pedro Sánchez, en un desplante diplomático poco común, se resistió a felicitar a Meloni por su victoria electoral hasta el 2 de noviembre de 2022, a pesar de que se había producido el 25 de septiembre.
Anteayer, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, visitó Italia con motivo de la crisis migratoria que está afectando al país. La emigración es uno de los asuntos clave de la política italiana, origen del éxito de Meloni y razón por la que ella y otros partidos afines han sido tratados como xenófobos y racistas.
Sin embargo, Von der Leyen fue anteayer a Italia para decirle a Meloni que «estamos juntos en esto» y que Italia «puede contar con la UE». Apoyó la propuesta de Meloni para abordar el problema y se comprometió a impulsar una misión naval europea para impedir que arriben inmigrantes a las costas italianas.
El pasado abril, entre las elecciones municipales/autonómicas y las generales, Pedro Sánchez, que ha exhibido durante estos años una excelente relación con Von der Leyen, ya se deshizo en alabanzas hacia Meloni, en su visita a Roma, y se dirigió a ella como «querida Giorgia».
¿Es repentinamente la UE una aliada del fascismo? ¿Quizá Meloni se ha convertido en pocos meses en una política liberal, moderada, centrista? ¿Sánchez se ha ultraderechizado o Meloni es ahora un poco más «socialdemócrata»? ¿Por qué se «normaliza» (¡y elogia!) a la «ultraderecha»? ¿Ya podemos «conversar cordialmente» con ella? ¿El «túnel del tiempo tenebroso» deja ya ver la luz? ¿Tienen todos los partidos más «extremas coincidencias» que «ideologías extremas»? ¿Quizá la ideología de las élites es solo esa, la de ser élites? ¿Quizá una parte de la ciudadanía española aún no se ha dado cuenta de cómo le meten la papilla en la boca?
Son muchas preguntas para este comienzo de curso, no vayamos tan deprisa, nos podemos atragantar, habrá tiempo de responder a todas.
*Doctor en Comunicación Audiovisual