El Periódico Extremadura

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Daniel Salgado

Es decir

Daniel Salgado

La independencia, sin prisas

¿Qué le queda al nacionalismo catalán sin el independentismo, sin la amenaza del independentismo?

Puesto que la amnistía se da por descontada (no porque lo diga Oriol Junqueras, sino porque no lo dice el presidente del Gobierno), hay que empezar a considerar ya el referéndum de independencia, que sería la última condición para la investidura de Pedro Sánchez, toda vez que la investidura de Alberto Núñez Feijóo, desde hoy al viernes, se da también por descontada, o sea, malograda, imposible.

El independentismo catalánno se lo está poniendo fácil a Sánchez para revalidar la presidencia del Gobierno, hay que reconocerlo. No solo consiente con la amnistía,Sánchez, sino que habríade consentirtambién con el referéndum, llegado el caso.Y, entremedias, la deuda que España tiene con Cataluña, según Junts: cuatrocientos cincuenta mil millones de euros, cantidad que hay que escribir de otro modo para que se aprecie mejor: 450.000 millones de euros. Afortunadamente, como bien piensan quienes siempre piensan mal,esta deuda es la vieja estrategia de superponer a un escándalo otro escándalo mayor, con el fin de que lo tape yno se hable más: ¡qué barbaridad, 450.000 millones! En Francia, más adelantados, informan de esa estrategia a los ciudadanos incluso en los pasos a nivel de ferrocarril: Attention: un trainpeut en cacher un autre.

Como la deuda se puede condonar mediante el traspaso de la competencias a la Agencia Tributaria de Cataluña, la recaudación de todos los impuestos por parte de la Generalitat, así como la ejecución de las transferencias en materia de pensiones y del 19% de los fondos Next Generationde la Unión Europea, según la factura condonante presentada por Junts, y como la amnistía, por su parte, se centra en meras “cuestiones técnicas” porque “la parte política ya está resuelta”, según dijo ayer en rueda Raquel Sans, portavoz de ERC, la última condición con la que debería transigir Sánchez para su investidura es el referéndum, como también recordó la portavoz de ERC: “Tenemos que abordar la negociación de verdad y comenzar a caminar en relación al referéndum”.

Hay quienes a esta última condición, la del referéndum, la llaman chantaje, pero como han llamado y llaman chantaje atodas las demás, desde la pluralidad lingüística en el Congreso hasta la petición de árnica del ministro Albares a sus homólogos europeos para que aceptaran como lengua europarlamentaria el catalán, al menos el catalán, si us plaus, ¿qué os cuesta?Por cierto, parece razonable, a propósito de este episodiode Albares, versionar los versos de Salvador Espriu, seriamente: “A veces es necesario y forzoso que un hombre haga el ridículo por un pueblo, pero nunca un pueblo entero debe hacer el ridículo por un hombre”.Aunque se perdona. ¿Cómo no se va a perdonar, considerando el significado y sobre todo la significación de tener que pedir árnica, que no es lo mismo que pedir la sales, pobre hombre?

Y, en efecto, el referéndum de independencia (lo de autodeterminación es más erradikala, más euskaldenen) es un chantaje, sí. Pero essu chantaje, si los políticos catalanes independentistas entiende el principio de Roosevelt referido a Somoza: “Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. ¿Qué le queda al nacionalismo catalán sin el independentismo, sin la amenaza del independentismo? ¿Qué política les queda a los independentistas? Ninguna. Peor: ¿qué le quedaría al independentismo sin la independencia, es decir, si Cataluña votara a favor de la independencia?Nada. La amenaza de referéndum es hoy el chantaje del independentismo, su nuevo hecho diferencial, como lo fue el nacionalismo y como lo fue la lengua, ahora que lenguas nacionalistas hay tres (oficiales)y el catalán ya no es el único nacionalismo.

*Funcionario

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