El Periódico Extremadura

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Daniel Salgado

Es decir

Daniel Salgado

No se considera

La sorpresa, quién lo diría, puede estar en Sumar. Y, dentro de Sumar, en los cinco diputado de Podemos

Turno de Pedro Sánchez, cuya investidura era la única viable desde el primer momento, la única con apoyos parlamentarios. Desde hoy, cuando el rey concluya la ronda de consultas, el presidente del Gobierno (en funciones, por supuesto, todavía en funciones, nadie se erice) es el candidato a ser presidente del Gobierno.

También desde el primer momento, la investidura de Sánchez se vincula al nacionalismo, hasta el punto de poder afirmar que «la investidura será nacionalista o no será» (aquí mismo, sin ir más lejos), toda vez que los demás apoyos, de Sumar al BNG, de Bildu al PNV, se han dado asimismo por seguros. Eso sí, se ha pensado solo en Junts (en ERC no se ha pensado, para qué engañarse), causando el malestar y los celos vascos del nacionalismo democristiano (así califica la RAE a los demócratas cristianos, no se ofenda el PNV) y las dudas del soberanismo abertzale respecto a que otra legislatura de Sánchez, tan fragmentada, sea de ayuda para convertirse en la primera fuerza nacionalista de Euskal Herria (ni «País Vasco» ni siquiera «Euskadi», tratándose de Bildu: Euskal Herria, que incluye a Iparralde). 

Nada que no se pueda, en todo caso, si se puede la amnistía y se puede incluso la cancelación del juez Llarena, como parece que pide también Puigdemont, contra quien el propio juez podría dictar mañana mismo la euroorden de su detención. La seguridad de Sánchez es tal respecto al éxito de su investidura que hasta se ha interpretado en clave maquiavélica (el fin justifica los medios) lo que solo fue una arenga a la multitud de la fiesta anual de los socialistas catalanes en Pineda de Gavà: «Buscaré votos hasta debajo de las piedras».

Tanto es así, es decir, tanta es la confianza que desprende el presidente Sánchez (sí, todavía en funciones, todavía en sustitución de sí mismo) que en ningún momento se ha considerado la posibilidad de una repetición electoral, ni se considera. Y, sin embargo, pudiera ocurrir. No porque el presidente del PNV se haya puesto Patxi ante sus seguidores avisándoles de que tengan «preparadas las zapatillas y las botas» porque «puede tocar a rebato» con nuevas elecciones. Y tampoco porque el exministro Illa, secretario de los socialistas catalanes, sin saber qué decir tras el pacto de ERC y Junts exigiendo amnistía y referéndum, diga: «Si hay que ir a elecciones, iremos y que la ciudadanía elija».

La sorpresa, quién lo diría, puede estar en Sumar. Y, dentro de Sumar, en los cinco diputado de Podemos. Yolanda Díaz, ya se sabe, cree que todo tiene solución «sumando mucho, queriéndonos mucho», como dijo el sábado en el cierre de la cumbre de Los Verdes Europeos. Pero el portavoz Ernest Urtasun, que aún no cree que los ricos estén huyendo de la Tierra o preparándose para hacerlo, activó una alerta: «Nos gustaría poder anunciar que el PSOE ya cuenta con nuestros votos, pero aún no es así: queremos alertar que seguimos atascados […] Sumar tiene 31 diputados e interpela al PSOE a desbloquear cuestiones fundamentales». Al atasco y la interpelación contestó el portavoz de Podemos, Pablo Fernández: «Para lanzar un órdago hay que ser creíble». Explicación: Yolanda Díaz, a instancias de Sánchez, no quiere a nadie de Podemos en el Consejo de Ministros, e Ione Belarra, a instancias de Pablo Iglesias, quiere que Irene Montero sea ministra de Igualdad.

Turno de Pedro Sánchez, cuya investidura no tendrá ningún problema con el BNG, que se sabe perfectamente prescindible en el sentido de que tanto su sí como su no como su abstención no afectará al resultado (un voto, un diputado) y se alinea con la socialdemocracia por ser la única izquierda a mano en España.

*Funcionario

*A Fernando G. Carpio, que lo sugirió.

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