Los 27 niños saharauis que el proyecto Vacaciones en Paz ha logrado traer a la ciudad y las comarcas limítrofes durante dos meses de verano a casas de acogida fueron recibidos ayer por el alcalde, Fernando Pizarro, en el ayuntamiento, en lo que se convirtió en una visita guidada por el edificio y sus instalaciones.

La coordinadora de la zona de Vacaciones en Paz, Montse López, se muestra "muy contenta" por el resultado de la campaña de este año, que supera ampliamente, con los 27 niños mencionados acogidos por otras tantas familias, a "las catorce que participaron el año pasado".

Esas catorce familias repiten este verano al igual que ocurre con los niños que tuvieron en acogida, pero el resto de saharauis "son nuevos, es la primera vez que vienen", explica López, que también mencionó que "a ellos todo les parece maravilloso y nuevo". La coordinadora realizó un especial hincapié en la valoración que hacen los niños de "cosas nuestras cotidianas, desde un interruptor de la luz hasta el grifo del agua".

Una de las madres de acogida que se ha apuntado este año al proyecto por primera vez ya aseguró que repetirá en las próximas campañas. Ella confirma las palabras de López. "En mi caso tengo una niña de nueve años, y desde que la descubrió no se despega de la ducha", detalla. "Vamos a la piscina, se ducha allí y luego, cuando llegamos a casa, de nuevo se mete bajo la alcachofa", añade. La instalación de agua "le encanta, girar el grifo y poder tener agua fría o caliente según le apetezca", cuenta.

El agradecimiento de los progenitores hacia las familias de acogida también es destacable. Esta misma madre de acogida menciona que está en contacto con el padre de la menor que vive temporalmente en su casa, y que le envía fotografías. "Su padre está encantado, asegura que nunca podría devolver el bien que le estamos haciendo a su hija, e incluso ha insistido en que, si vamos al Sáhara Occidental, nos quedemos a dormir en su casa, que es la nuestra", indica, a la vez que agrega que se plantea "acoger a la niña tantas veces como sea posible".

Los niños pueden ser acogidos hasta los doce años, y aunque en teoría vienen a España sabiendo el idioma, siempre hay excepciones, quizá por timidez, como la de la niña saharaui mencionada, que, según cuenta su madre de acogida, la primera semana la pasó "en silencio, y entendía poco, pero en una semana se puso las pilas. Yo no me lo explico"...