Es una de las residencias de mayores más demandadas de la ciudad. El hogar de Nazaret, que gestiona Cáritas Interparroquial en Plasencia, tiene actualmente una lista de espera de unas 150 personas. La media de bajas anuales es de 15, pero inmediatamente se cubren, con lo que sus 82 plazas residenciales están ocupadas al 100% «durante todo el año».

«Es el principal problema que tiene el hogar, la lista de espera», señala su director, Pablo Vicente. Porque no hay previsión de que esta circunstancia mejore debido a que siguen llegando solicitudes, que se añaden al «montón» de expedientes que ya tienen.

Tan solo en el centro de día, con 17 plazas, «casi siempre suele haber alguna disponible, pero una o dos plazas, no más».

Para atenderlas a todas, hay medio centenar de trabajadores y también personal voluntario. Además, tiene suscrito un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Plasencia, para la atención de cuatro personas y otro convenio para prácticas con varias entidades.

Como señaló ayer Vicente, el hogar de Nazaret es un «ente autónomo» de Cáritas Interparroquial que ayuda a personas de avanzada edad.

Pero además, esta Cáritas, que forman las once parroquias de la ciudad y cuenta con 108 personas voluntarias y una contratada, ayudó durante el año pasado a 63 familias placentinas, a quienes facilitaron apoyo para «cubrir sus necesidades básicas y convertirlo en un proceso de acompañamiento orientado a la promoción, la autonomía, corresponsabilidad y participación de las personas».

Son, en su mayoría, «familias de entre 45 y 62 años, con escasa capacidad económica y trabajos precarios», a quienes prestan ayuda para pagar los recibos de la luz, gas, agua, farmacia...

Dos de sus principales espacios son el comedor social y el ropero. El primero cubre las necesidades básicas de alimentación y el segundo proporciona ropa, calzado y enseres para las personas y familias sin recursos. «Las voluntarias de este servicio atienden a una media de 40 personas diarias» y la colaboración ciudadana es «brutal, a veces incluso hay exceso de ropa y pedimos solo la que esté en buen estado».

Cáritas Interparroquial también apoya proyectos de cooperación internacional, como uno en Zimbabwe el año pasado y, tanto para el comedor, como para ayudar en la atención primaria a familias y la cooperación tiene cuentas abiertas en Liberbank. Es otra forma de ayudar, junto a la de ser voluntario.