El presidente de la Asociación Radiotaxi de Plasencia, Carlos Pena, la considera «una valiente». Es Sara Martín Ibáñez, una joven de 23 años, nacida en Madrigal de la Vera pero residente en la ciudad, que se ha convertido en la primera mujer taxista de Plasencia.

Con una sonrisa permanente y en el asiento del Kia Carens de siete plazas que ha comprado con sus ahorros y la ayuda de su familia, Sara cuenta que le gusta mucho conducir. «Siempre me han encantado los coches y las motos y también trabajar de cara al público, conocer gente nueva y ayudar a las personas, así que, qué mejor trabajo que este».

Se sacó el carné de conducir con 18 años y, tras iniciar estudios de peluquería, lo dejó porque tuvo la oportunidad de trabajar. Se ha dedicado siempre a la hostelería hasta que un amigo taxista, que es «como de mi familia», le dijo que se jubilaba y le ofreció quedarse con su licencia. «Tengo que estar un año asalariada, pagando la licencia y después pasará a mi nombre».

No le importa. Es muy positiva y confiesa que le pareció «una oportunidad buenísima de estar más en contacto con la gente y ayudarla». Reconoce que sabía que no había ninguna mujer taxista en Plasencia.

Esta misma semana, el martes a las cinco de la tarde, en la parada de la puerta del Sol, comenzó a trabajar en un sector en el que, en Plasencia, solo hay hombres. No le echó para atrás. No pensó que fuera a generar rechazo. «Yo pienso que todos somos iguales y no pensé que me fueran a poner mala cara porque yo soy muy alegre y creo buen ambiente e intento ayudar en todo».

Su primer viaje

De hecho, lo primero que hizo fue presentarse a sus compañeros taxistas y ofrecer su ayuda en lo que necesitaran. «Ellos me han dicho lo mismo, la acogida ha sido genial, son superbuenas personas y no tengo ninguna queja». En cuanto a los clientes, la primera «fue una chica de Valencia a la que recogí en la estación de tren y llevé hasta la plaza Mayor. Me dijo: «¡uy!, una chica nueva, cuánto me alegro, me siento superorgullosa de ser tu primera clienta». Fue un viaje muy bueno».

En el resto de clientes ha encontrado sorpresas y buenos deseos. Incluso «una señora me pidió el teléfono porque dijo que quería ir siempre en mi taxi», cuenta ilusionada. Es el 637000060, al que se puede llamar, al igual que al teléfono del radiotaxi.

Sara explica que, antes de tomar la decisión, valoró los pros y los contras y ha tenido siempre el apoyo de su familia. «Mis padres me han animado porque desde pequeña siempre he sido muy echada para adelante».

No teme encontrar actitudes machistas o de acoso por parte de clientes y, en caso de que alguno la tuviera, tiene claro que le advertiría de que «con respeto y educación se va a todas partes». Sobre la iniciativa del sector de esperar a que las mujeres que lo soliciten entren en el portal de sus viviendas por las noches, la respalda al 100%. «Yo prefiero hacerlo siempre porque es mi responsabilidad». De hecho, no piensa quitar la pegatina en contra de la violencia de género que han llevado los taxis por el 25N: «quiero que las mujeres sientan que aquí tienen un punto de apoyo».

Con todo, el balance de su estreno es «muy positivo» y subraya que su intención es «quedarme para siempre porque es un trabajo superbonito».