«Una residencia no es un hospital sino un lugar para vivir dignamente, pero hemos sido un poco los olvidados en este tema». Lo afirma Puerto González, directora del hogar de Nazaret de Plasencia, un centro dependiente de Cáritas Interparroquial que cuenta con 82 residentes y 50 trabajadores. Hasta el momento, ninguno ha dado positivo en coronavirus.

Los mayores que atienden tienen entre 85 y 102 años, de hecho, «durante el confinamiento, tres de ellos han cumplido los 100», cuenta. Lo que cerraron desde el primero momento fue el centro de día que utilizaban 17 residentes y «se marcharon con sus familiares».

El resto ha seguido en el hogar y su personal ha entrado y salido. «Lo primero que reforzamos fue la formación sobre el virus y la limpieza», incluso contrataron a una persona más porque después de cada turno de comida se desinfecta todo el comedor.

Pasaron de dos turnos para comer a tres y de una sala de actividades a dos. Todo para garantizar la distancia de seguridad entre los mayores. Además, señalizaron estas distancias en pasillos y zonas comunes y pusieron normas para subir en los ascensores. Sobre los equipos de protección, confiesa que «el primer mes estuvimos bastante mal. Lo que habíamos pedido, lo confiscaron, el Gobierno lo tenía retenido, según nos decían y pedíamos al SES y no teníamos respuesta. Entendemos que los hospitales y centros de salud tendrían prioridad, estarían desbordados».

Por eso, llegaron primero las protecciones elaboradas por ciudadanos de forma voluntaria «y lo que el personal tenía en su casa o había comprado lo pusimos en común».

Algo que también demandaron «varias veces» fueron los test rápidos y «también tardaron en llegar». Por eso afirma que las residencias han sido «un poco las olvidadas». De hecho, a través de la federación nacional Lares a la que pertenecen han presentado denuncias. Finalmente, les hicieron los test y todos dieron negativo. Dado que los mayores no han salido, no duda en elogiar al personal del hogar: «son personas muy responsables, el equipo humano ha respondido muy bien». Subraya además que se han hecho cargo de las tareas que antes hacían voluntarios y han tenido reuniones para cuidar «el ánimo y la salud».

Sobre otras residencias, lamenta que se haya mantenido a contagiados porque «no somos hospitales» y, en su caso, para comunicarse con las familias, han puesto en marcha los programas Cercano a mi familiar para realizar videoconferencias y Estamos bien, que consiste en realizar vídeos de sus actividades y subirlos a la web de Lares Extremadura.