Ha pasado de trabajar como enfermera en la planta covid del hospital Virgen del Puerto a dirigir el centro sociosanitario. Afirma que necesitaba «respirar» y tiene muy claro que quiere trabajar en equipo por lograr la máxima calidad y la integración de los usuarios en la sociedad.

-¿Había trabajado antes en salud mental?

-Sí. Yo estudié en la Escuela de Enfermería y también soy técnico auxiliar y técnico de laboratorio. Después de terminar los estudios, estuve seis meses trabajando de enfermera en el sociosanitario, en el pabellón de crónicos, de mujeres y de hombres. Desde entonces no había vuelto.

-Habrá encontrado el centro muy diferente. ¿Cuál ha sido la sensación al llegar?

-Pues uno de los objetivos que me he planteado es escuchar a todos los colectivos y, a partir de ahí, plantearme qué necesidades o carencias puede haber y llevar a cabo mi proyecto de dirección. Yo soy curiosa por naturaleza y creo que es mi deber estar al tanto de todo lo que pasa en el centro. Además, soy una persona con la que se puede dialogar, siempre digo que soy enfermera y compañera.

-¿Por qué decide presentarse al puesto?

-Porque tengo formación en gestión pero nunca se me había dado la oportunidad de ejercerla y creo que es bueno salir de tu zona de confort, el cambio te ayuda a adquirir nuevas competencias y también porque yo seré enfermera siempre, siempre me voy a dedicar a cuidar y creo que se puede cuidar de muchas maneras y ahora puedo hacerlo gestionando personas y optimizando recursos.

-¿El hecho de haber estado trabajando en la planta covid del hospital en plena pandemia ha influido también en su decisión?

-Sí, yo creo que me cansé un poco de ver morir a la gente. Yo llevaba en la planta desde el 2012 y siempre ha sido una planta de mucha carga asistencial y mucho desgaste emocional por el tipo de pacientes que atendíamos, geriátricos, de oncología, de paliativos y es verdad que las pérdidas te duelen y al final llega un momento en que ya dolía demasiado. Quizás me lo planteé como un respiro, por un lado quería respirar, pero también pensé que quizás era el momento y era ahora.

-Llega con un proyecto de dirección, ¿en qué consiste?

-Está basado sobre todo en trabajar en equipo. Creo que es importante porque, aunque a ti te pongan a dirigir, si no tienes a gente que reme contigo, no llegas a buen puerto. Además, creo que la formación es básica. Yo alternaba mi trabajo en la planta con una plaza de profesor asociado en Ciencias de la Salud en la universidad y tutorizaba a alumnos del Grado de Enfermería en sus prácticas. Anteriormente, desarrollamos un programa de educación afectivo-sexual en el instituto de Alcántara durante tres años y había dado charlas.

-¿Qué tipo de formación?

-Es fundamental que los protocolos estén actualizados y haya manuales de acogida para los profesionales de nuevo ingreso, para ayudarles en la incorporación.

-Sobre las quejas y necesidades que han puesto de manifiesto los profesionales en los últimos años, ¿le ha dado tiempo a formarse una opinión?

-Parto de la base de que se hicieron muchas reformas en algunos pabellones y es verdad que algunos necesitan obras. Sé que hay un proyecto que está pendiente y que se va a hacer una buena inversión. Yo, en la medida de lo posible, intentaré sobre todo que el usuario tenga una buena calidad asistencial, es vital; que los trabajadores estén a gusto y haya una buena organización de trabajo.

-Pero ¿cuál es su prioridad?

-Mi proyecto de dirección lo basé en una gestión por procesos que tiene como objetivo final la calidad máxima, del usuario y el trabajador, gestionando muy bien los recursos.

-Un mensaje para las familias

-Les diría que, por el puesto que ocupamos, tenemos una responsabilidad enorme por velar por los intereses de los usuarios y por dar todos los pasos que nos lleven a conseguir la máxima integración de las personas en la comunidad. Al enfermo con patología mental se le debe ver como a un enfermo hipertenso o diabético, tenemos que olvidarnos de estigmas y ver a los enfermos mentales como cualquier tipo de enfermos.