Hace dos años, en verano del 2019, José Alberto Pérez asumió la Gerencia del área de salud de Plasencia. Seis meses después, llegó una pandemia que ha vivido de primera mano y que valora por primera vez públicamente, así como todo el trabajo hecho y la situación actual.

-Si hubiera sabido lo que se le venía encima, ¿habría aceptado el cargo? 

-Creo que a lo mejor me habría planteado si reúno el perfil adecuado para esta situación, pero habría seguido adelante. Cuando uno tiene un compromiso, cuando toca mal, toca mal y hay que asumirlo y seguir adelante.

-Llegaba con ganas e ideas para mejora. ¿Cómo ha afectado la pandemia, ha hecho mella?

-No, hemos tenido que trabajar mucho más y los propósitos iniciales siguen ahí. La pandemia ha sido la gran protagonista, pero hemos seguido trabajando y, en algunas cosas, hemos mejorado.

-¿Los primeros momentos del covid no fueron un poco casos y un mucho de improvisación?

-Creo que el covid nos ha puesto a todos frente a un espejo. Primero a la sociedad y hemos descubierto que somos vulnerables y también como sistema sanitario y eso ha evidenciado debilidades y fortalezas. No estábamos preparados para una catástrofe de esta magnitud, hemos tenido que improvisar, pero hay que ser muy bueno para poder improvisar y nuestros sistema sanitario tiene enormes fortalezas que nos han permitido improvisar con criterio. Lo hemos pasado mal, pero hemos salido adelante.

-Hubo quejas por falta y racionamiento de material y fotos en redes con bolsas de basura. ¿Qué pasó?

-Los mercados de material sanitario se cerraron y tuvimos grandes dificultades para hacer acopio. Intentamos respetar las directrices de los servicios de prevención de riesgos laborales en cuanto a la protección del personal. Tuvimos que priorizar para las prácticas más peligrosas. En cuanto a las fotos, hubo un poco de folclore, de postureo, sin negar que teníamos problemas de material. Nuestro salón de actos se convirtió en una especie de bazar de material.

-Además, este área de salud, junto con la de Cáceres, tuvo una alta incidencia de fallecidos y contagios en la primera ola, ¿a qué cree que se debió?

-Resumido, por la N-V. Teníamos como referencia a Madrid e íbamos con dos semanas de retraso respecto a ellos. Nos llegó a través de intercambios con Madrid y también por nuestra población envejecida y que tenemos más de cien centros residenciales.

-En el trabajo de gestión, ¿se ha ido aprendiendo sobre la marcha?

-Claro. Hemos hecho cosas bien y hemos cometido errores, pero tenemos que aprender. No manejamos ahora la situación de la misma manera que cuando empezó.

"El covid nos ha puesto a todos frente a un espejo, no estábamos preparados y hemos tenido que improvisar, pero hemos salido adelante"

-¿Qué opinaba y opina de los aplausos a las ocho de la tarde?

-Eran una manifestación de miedo y de esperanza de los ciudadanos que estaban encerrados. Eran una forma de reconocimiento y de aliento. Creo que la mayoría de los ciudadanos son respetuosos con las normas, pero es cierto que nuestros profesionales cuando ven ciertas situaciones se cansan, aunque la mayoría respeta.

-¿Y de la ola que llegó en Navidad?

-Fue una ola terrorífica, pero nosotros tenemos una cultura y una forma de celebrar determinadas cosas. Se permitió que las personas se movieran y al virus le gusta la movilidad, pero todos participamos de esa cultura.

-El área lleva casi 200 muertos. ¿Cómo afecta eso psicológicamente?

-Mal, la peor hora del día porque todos los días de la pandemia tenía que comunicar los fallecidos y acababas siendo consciente de quiénes eran, ese momento pesaba mucho. Eso tuvo su punto álgido con el fallecimiento de compañeros y, sobre todo, de la persona que tenía más cerca, Isabel Bueno.

-¿Cree que estamos llegando al final y gracias a qué?

-Hace un mes, habría dicho que sí, pero ahora hay que ser más cauto. Las vacunas son muy eficaces. El perfil de paciente de ahora es totalmente diferente en cuanto a edades. El cuadro clínico de la gente vacunada es mucho más leve. La esperanza que creo que todos tenemos son las vacunas. Esperemos que en agosto podamos vacunar a toda la población mayor de doce años, que es población también vulnerable.

-¿Le preocupa la flexibilización de medidas?

-No hay que llamar a equívoco a los ciudadanos. Las medidas son muy fáciles, tienen que ponerse una mascarilla e intentar disminuir la interacción social y distancia social y evitar entornos cerrados. Hay que decirle a los vecinos que no se pueden quitar la mascarilla, solo en determinadas circunstancias. En la explosión de casos han coincidido muchas cosas, pero esperamos estabilizarlo.

-Pese a todo, se han conseguido cosas, como la CMA.

-Poner en marcha los dos quirófanos de la Cirugía Mayor Ambulatoria, la nueva unidad de diálisis, hemos elaborado proyectos en marcha como el nuevo búnker, que esperamos empiece la obra después del verano y hemos hecho un plan funcional para un nuevo edificio y espero que el año que viene esté el proyecto.

"Esperamos que en agosto podamos vacunar a toda la población mayor de doce años"

-¿Las listas de espera han mejorado?

-Han mejorado de forma muy significativa. Respecto a junio del 2019, ha bajado un 10% y un 16% respecto a diciembre del 2020. Estamos razonablemente satisfechos porque también ha mejorado la de consultas, pruebas y el tiempo medio de espera, que llegó a ser de casi 250 días y está en 177 en junio y ahora en 158 días. También estamos mejor en número de especialistas.

-La Atención Primaria ha sido la primera barrera frente al virus. ¿Qué opina de su trabajo?

-Ha tenido un papel muy importante que a veces no ha sido muy bien valorado por la sociedad. Creo que nuestros profesionales, todos, nos han dado un ejemplo de dedicación, motivación, entrega, formación y hay que reconocérselo a todo el sistema sanitario. También quiero reivindicar el trabajo de los equipos directivos, que ha sido encomiable.

-¿Qué le pide a los ciudadanos para acabar con el virus?

-Que sigan las normas. Esto no se ha acabado, hay que aguantar un poquito más y cuidarse más.