El mercadillo de los martes de la avenida de La Hispanidad de Plasencia no ha recuperado la normalidad desde que comenzó la pandemia. Debido a las distancias de seguridad que marca la normativa covid y al control de los aforos, un martes solo pueden instalarse la mitad de los 150 puestos que tienen licencia y el martes siguiente, la otra mitad.

Esto supone que trabajan en Plasencia apenas dos días al mes cuando podrían hacerlo cuatro y así se lo han transmitido al ayuntamiento con la intención de encontrar una solución.

La que les ha planteado el concejal de Servicios Municipales, Luis Miguel Pérez Escanilla, es el traslado al recinto ferial.

Sin embargo, el edil ha aclarado que esta solución «no es definitiva» porque «el mercadillo no se va a trasladar si los vendedores no quieren». En este sentido, ha explicado que inicialmente plantearon volver a ocupar las aceras de la avenida de Salamanca y Virgen del Puerto, rodeando el parque de La Coronación, pero el ayuntamiento lo ha descartado en base a un informe de la Policía Local que advierte de la imposibilidad de controlar los aforos.

Por eso, Escanilla ha señalado que mantendrá una reunión con los vendedores, en principio en el mes de agosto, para explicarles su idea y conocer su opinión y también tiene previsto hablar con la Gerencia del área de salud porque en el ferial se desarrollan las vacunaciones.

Absolutamente compatible

Con todo, el concejal considera que ambas actividades son «absolutamente compatibles» dado el gran espacio disponible en el recinto. «Tenemos la ubicación decidida y entrarían los 150 puestos guardando la distancia de seguridad».

Además, ha destacado que cuenta con baños públicos y con un puesto de Cruz Roja para emergencias. También, ha planteado la posibilidad de habilitar «una o dos paradas de autobús» para favorecer el acceso.

Si al final hay acuerdo, su previsión es que el traslado podría producirse en otoño.

Lo que ve «difícil» el concejal es el regreso de los vendedores del mercado del viernes a la puerta del Sol una vez termine la obra, como han pedido los hosteleros. «Habría que modificar la ordenanza y tengo serias dudas de que entraran y de que se pudiera controlar el aforo».