Blas Raimundo empezó en la política «con 18 años». Fue alcalde de la entidad local menor de San Gil durante 16 y formó parte de una lista del PSOE en Plasencia en 1999 con Cándido Cabrera para ser concejal después, desde el 2003 hasta el 2011. Su experiencia política terminó cuando fue inhabilitado por siete años, en el 2015, dentro del caso de prevaricación administrativa por el que también fue condenada la alcaldesa Elia Blanco y otros concejales. Hoy (20.30 horas, Las Claras) presenta un libro sobre el nacimiento y desarrollo de San Gil y afirma: «No tengo pensado volver a la política, estoy tranquilo, viviendo una vida tranquila».

Raimundo explica que, durante el confinamiento, se volcó en este libro, que está dirigido sobre todo «a la gente joven de San Gil, para que tengan datos y sepan lo que sucedió desde que llegaron los colonos al poblado».

También persigue «que la gente empiece a querer a sus pueblos» y valore la importancia de su desarrollo, a la vez que cuenta «los entresijos de la política». 

En las páginas del libro desgrana cómo llegó a la pedanía tras ser despedido de la central de Almaraz al formar parte del comité de empresa con CCOO; cómo se crea primero una junta de colonos y una asociación de vecinos después, de la que fue elegido presidente en 1995.

Gracias a José Luis Díaz y Paco Corisco

«Entonces, como el pueblo no avanzaba, propuse constituirnos como entidad local menor». Recuerda que gracias a José Luis Díaz, al edil Paco Corisco y tras una visita de Ibarra a Plasencia y varias reuniones, la Junta lo aprobó en 1996. Raimundo fue su alcalde electo hasta el 2011.

Su trayectoria política se intercaló con la placentina, a la que llegó de la mano de Cabrera y donde le pusieron «muchas zancadillas para entrar en las listas del PSOE en el 2003».

Asegura que en el libro, autoeditado y a la venta en la librería El Tintero, (avenida de la Vera), «tampoco soy muy duro, cuento las cosas tal como son» y está satisfecho con el resultado y las opiniones de quienes lo han leído. Se enmarca en las bodas de oro de la entidad de San Gil y «a lo mejor no es el único que escribo», afirma.