Hace justo un año, el Ayuntamiento de Plasencia comenzó a talar palmeras. El motivo, la presencia de un escarabajo, el picudo rojo, cuyas larvas se comen las hojas y las matan. A día de hoy, la plaga se ha instalado en la ciudad y hay palmeras dañadas de sur a norte.

De sur a norte porque fue en el polígono industrial donde se detectó el primer ejemplar con picudo rojo. Según explica el concejal de Medio Ambiente, Sergio López, ha ido avanzando y ya hay palmeras afectadas en la zona de La Mazuela, Procasa, San Calixto, e incluso en Dolores Ibárruri.

López recuerda que las primeras que se cortaron estaban situadas en el parque de tráfico y el colegio Inés de Suárez y el Obispado también taló otra en el recinto de la iglesia del Cristo de las Batallas.

Aproximadamente, se han tenido que talar una docena públicas, a las que se sumarían las privadas. Pero la tala es la última opción porque lo primero que hace la UTE de Jardines de la zona donde se encuentre la palmera afectada es tratarla con los productos que marca el servicio de Sanidad de la Junta. «Siempre se intentan recuperar y se trata el penacho. Se retiran las hojas y, si no hay más larvas, no se corta».

En el parque de San Calixto

La plaga se ha instalado ahora especialmente en el parque de la plaza de San Calixto, un palmeral donde hay cerca de diez ejemplares con las hojas caídas o muertas, además de uno al que se retiraron hace tiempo. «Se está intentando recuperar el parque, se está haciendo todo lo que se puede»

Fitosanitarios, inyecciones en el tronco o entierro a dos metros de profundidad

El protocolo de actuación frente al picudo, que no tiene depredador natural que lo erradique, lo marca la Junta y el primer paso es el tratamiento con insecticidas, fitosanitarios permitidos para esta plaga. Se trata tanto la palmera afectada, como todas las que están alrededor, de forma preventiva, para que no se extienda la plaga.

Sin embargo, si los fitosanitarios no dan resultados, existe otro tratamiento, las inyecciones del insecticida directamente en el tronco. Pero en este caso hay que esperar al invierno, en que «el ciclo biológico del insecto para», y así en primavera, la savia lo llevará hasta las hojas. Si la palmera muere, se tala, se envuelve con el tratamiento de fitosanitarios y se entierra a dos metros de profundidad en la antigua escombrera de la carretera de Salamanca.