Después de apenas cuatro años y medio como obispo de Plasencia, José Luis Retana Gozalo ha aceptado el mandado del Papa de hacerse cargo de las diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo. Lo ha anunciado este lunes, confirmando así lo que ya sonaba en algunos círculos eclesiales y adelantó este periódico el pasado viernes.

Retana es un hombre emotivo, "castellano del medio" y por eso se ha emocionado en varias ocasiones y se le ha quebrado la voz al anunciar su nueva responsabilidad y despedirse de la diócesis. "Tengo que marchar y duele", ha reconocido. Sin embargo, ha señalado que, aunque tenía "suficientes razones humanas para decir que no", no ha tenido "ninguna razón realmente evangélica para negarme a esta desproporcionada llamada que el Señor me propone".

La conoció el pasado 25 de octubre, a través de un mensaje del nuncio del Papa y con el recordatorio de que debía guardar el "secreto pontificio". Desde entonces, sin poder comunicar la noticia a sus allegados, ha reconocido que en ocasiones ha tenido que acudir "a la capilla, a llorar". Porque en la diócesis placentina le dieron "una acogida grande, con mucho afecto y he hecho muchos amigos. No esperaba que en tan poco tiempo la diócesis de Plasencia se convirtiera en mi casa".

Porque además, ha vivido lo peor de la pandemia, donde quiso "que me sintierais cercano, como yo os sentí". Pero en este tiempo también ha destacado proyectos llevados a cabo, como "el Seminario en familia, la puesta en marcha del COF, el proyecto de las Edades del Hombre… Todo seguirá adelante si lo hacemos unidos, con humildad y trabajo compartido", ha dicho.

La marcha, en enero

Pero lo hará ya sin él. Retana ha explicado que, desde este lunes, tiene un plazo de dos meses para tomar posesión del Obispado de Salamanca y Ciudad Rodrigo y, como estarán las Navidades en medio, prevé que su marcha se produzca a comienzos de enero, aunque aún no lo tiene seguro.

Antes, ha explicado que, si el Papa no elige a un administrador apostólico, el colegio de consultores deberá elegir a un administrador diocesano para que tome las riendas de la diócesis hasta el nombramiento de un nuevo obispo.

Retana ya conoce Salamanca, de hecho, ha recordado que estudió en la universidad Pontificia durante cinco años y fue rector del seminario, que acogía también a seminaristas de Ciudad Rodrigo.

Nacido en Ávila, está al frente del Obispado de la diócesis de Plasencia desde el 24 de junio del 2017 y, durante este tiempo, ha formado parte de la Comisión de Enseñanza en la Conferencia Episcopal Española.

El Obispado de Coria-Cáceres se convierte en el que más tiempo lleva vacante

El nombramiento del obispo de Plasencia para la diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo tiene un segundo efecto en la provincia cacereña, y es que la Diócesis de Coria-Cáceres se convierte ya en la sede vacante de todo el país que más tiempo lleva esperando un obispo. Hace 23 meses, el 27 de diciembre de 2019, el entonces prelado de Coria-Cáceres, Francisco Cerro Chaves, fue nombrado arzobispo de la Archidiócesis de Toledo y el 29 de febrero de 2020 tuvo lugar su toma de posesión en la Catedral Primada de España.

En aquel momento, el Colegio de Consultores eligió como administrador diocesano de Coria-Cáceres (figura que sustituye temporalmente a un obispo) al sacerdote Diego Zambrano. La designación estuvo motivada por su “doctrina y prudencia”. Desde entonces tiene la misma potestad del obispo, exceptuando algunas cuestiones marcadas por el derecho canónico que son importantes. Por ejemplo no puede administrar las Sagradas Órdenes (lo hace un obispo llegado el caso), ni consagrar el Crisma, ni tomar ninguna decisión que pudiera causar perjuicio a la diócesis, ni realizar cambios significativos o de calado en su normal funcionamiento, tanto a nivel de gestión como de pastoral. De ahí la importancia de que Roma decida cuanto antes el nombramiento del nuevo prelado.