El Ayuntamiento de Plasencia lleva años intentando liberar el tramo de muralla situado en la puerta Talavera. Con algunos propietarios ha llegado a acuerdos y ha adquirido los inmuebles, pero con otros no. En este caso, ha decidido iniciar un expediente de expropiación forzosa.

El alcalde, Fernando Pizarro y el concejal de Urbanismo, José Antonio Hernández, han anunciado que la aprobación de este inicio de expediente se llevará al próximo pleno y está encaminada a adquirir el 20% de la planta alta del bar Chiquete, donde sí ha llegado a un acuerdo con el 80% de los propietarios y con los dueños del propio bar.

Según la valoración técnica que maneja el ayuntamiento, la parte alta que queda por adquirir tiene un precio de 4.286 euros y el bar, de 26 metros cuadrados, está valorado en 9.921 euros. En total, 14.207 euros.

Una vez aprobado el inicio del expediente de expropiación, saldrá a exposición pública y los propietarios podrán aceptar esas valoraciones o proponer otras. Si no hay acuerdo, sería el jurado de valoraciones de la Junta de Extremadura quien le pondría precio.

Hernández ha explicado que el proceso podría durar desde meses, en el mejor de los casos, hasta más de un año, en el peor.

En todo caso, la decisión está tomada porque el ayuntamiento quiere dejar libre ese tramo de muralla de la puerta Talavera que hace esquina con la calle del mismo nombre y Calvo Sotelo.

Uso hotelero para edificios municipales en desuso

Así viene reflejado en el PGM y supone una forma de valorar y proteger el patrimonio, en palabras del alcalde. Con este mismo propósito, pero en este caso el de proteger edificios públicos que han quedado en desuso en el casco histórico, el gobierno local va a iniciar una modificación puntual del PGM para añadir un nuevo uso al que ya tienen estos edificios, el hotelero. Se trata de edificios como el antiguo palacio de Justicia o el ábside de La Merced.

Antiguo palacio de Justicia, que lleva vacío desde el 2013. TONI GUDIEL

La intención es que sigan siendo de propiedad municipal, pero que puedan alquilarse a propietarios privados de forma que vuelvan a tener vida respetando su protección, como se hizo con el parador o el ábside de San Roque, en la puerta del Sol.