Eran un grupo de amigos con una pasión común, la gastronomía, que cultivaban quedando a comer y cenar en restaurantes. Pero un día surgió la oportunidad de alquilar un local, el antiguo molino de San Lázaro y decidieron dar un paso más y constituirse en asociación gastronómica al modo de las sociedades o txocos del País Vasco. Así ha nacido la Asociación Gastronómica el Mangurrino de Plasencia.

Ignacio Sánchez es su portavoz, que subraya que su principal objetivo es «promocionar la gastronomía con actividades o eventos y compartir nuestra pasión por la gastronomía» y deja claro que todo ello «sin competir con la hostelería».

Destaca la «oportunidad» que se les presentó de alquilar un local «fabuloso, a la altura de un hotel», porque lo han preparado adquiriendo maquinaria de cocina profesional de segunda mano y menaje. Tienen desde una nevera industrial hasta ocho fuegos, cuatro hornos, dos planchas, una freidora industrial y una campana extractora de grandes dimensiones.

Su idea es organizar eventos tanto públicos como privados cocinando ellos mismos porque lo hacen «la mayoría», aunque cuentan entre sus socios con un profesional que «lleva toda la vida en la hostelería», Juan Miguel Ferrer.

El producto, desde su origen

En cuanto a los productos, los compran en carnicerías y pescaderías de Plasencia, pero también han comenzado a negociar con una lonja de Galicia para «traer el producto desde su origen».

Además, quieren preparar una bodega, que de momento tiene en torno a veinte referencias y han hablado con un maestro cervecero para «intentar hacer cerveza» y también pan, ya que cuentan con un antiguo molino.

Acaban de arrancar y ya han doblado el número de socios, de momento todos hombres, aunque también forman parte de la asociación la familia y amigos de los asociados.

Entre los eventos, ya han realizado uno con jóvenes de otros países, preparan otro sobre setas y también uno con las amas de casa y un concurso para descubrir la mejor tortilla.