El Periódico Extremadura

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LABOR SOCIAL DESDE EL RECINTO VALCORCHERO

Diez años de Down Plasencia

Los padres de la asociación, que cuenta con 30 familias de la ciudad y comarcas, llevan trabajando por el colectivo desde 1996, aunque prestan servicios a personas con todo tipo de discapacidad desde el 2012

Usuarios, en el centro ocupacional de Down Plasencia.

Cuando nació Eva Gómez Tomé, hace 40 años y con síndrome de down, a su madre, María Tomé, le dijeron que la llevara a un colegio para «subnormales». La escolarizó en uno público, y a pesar de los problemas que tuvo en el centro porque «me decían que no podía estar allí», lo superó y pasó al instituto y después se marchó a Cáceres y desde allí viajó durante seis meses cada día a la Asamblea de Extremadura para ser la primera auxiliar de ujier. Después, trabajó en los servicios sociales del Ayuntamiento de Plasencia, en la biblioteca y aprobó unas oposiciones a la lavandería del SES.

"Hace 40 años, me dijeron que metiera a mi hija en un colegio para subnormales"

María Tomé - Madre de una mujer con síndrome de down

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Ahora, Eva no trabaja, pero sigue formándose en el centro ocupacional de la asociación Down Plasencia, que ha cumplido diez años pero que comenzó a fraguarse en 1996, cuando padres de personas con síndrome de down de Plasencia se integraron en la directiva de Down Extremadura.

Lo explica Jesús Quijada, presidente de la asociación, que junto a María Tomé, vicepresidenta, otros tres miembros de la directiva y Raquel Plaza, psicóloga y directora del centro ocupacional, mantienen activa una asociación que cuenta con 30 familias con síndrome de down de Plasencia y comarcas cercanas.

Pero aunque inicialmente, desde el 2001, empezaron a dar terapias exclusivamente a personas con síndrome de down, después, ya en el 2012, se convirtieron en centro concertado de la Junta, atendiendo a personas con todo tipo de discapacidad.

María Tomé, Raquel Plaza y Jesús Quijada, en la sede de Down Plasencia. TONI GUDIEL

Así, en sus instalaciones del recinto Valcorchero de Plasencia, ofrecen un servicio de atención temprana para niños de cero a seis años que actualmente cuenta con 37 usuarios y otro de habilitación funcional para personas de 6 años en adelante del que se benefician un total de 56.

A esto se suma su centro ocupacional, que cuenta con 24 plazas y forma a mayores de 16 años para realizar tareas de auxiliares de oficina y manipulado de papel. Allí estarán hasta que encuentren un trabajo o de por vida porque, como reconocen Jesús, María y Raquel, la inserción laboral para las personas con síndrome de down, «es complicada».

Aceptados en la sociedad 

Por un lado, Quijada destaca que sí están muy aceptadas en la sociedad, lo que ha supuesto un cambio grande en comparación a cuando nació Eva. Pero Raquel señala que la aceptación inicial por parte de los padres es difícil porque «en un 98% de los casos se enteran en el nacimiento» y las complicaciones llegan cuando cambian las etapas educativas.

En los colegios, «la inclusión es mayor, pero en los institutos empiezan las complicaciones», aunque tienen apoyos y, a medida que van aumentando los niveles formativos «hay pocas opciones educativas».

"Ellos son capaces de hacer una tarea porque son constantes y buenos ejecutores"

Raquel Plaza - Directora del centro ocupacional

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La asociación ofrece apoyo en el empleo y así se han conseguido inserciones, pero fundamentalmente en instituciones públicas. Por eso, animan a las empresas privadas a que «apuesten por el empleo de personas con discapacidad. Después de un aprendizaje, ellos son capaces de hacer una tarea porque son muy constantes y buenos ejecutores», resalta Raquel.

De cara al futuro, esperan que la Junta siga apostando porque las asociaciones de padres y familias sigan gestionando los centros concertados, mientras aquellas van abriendo nuevos servicios en función de las necesidades del colectivo.

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