La federación de la construcción Pymecon ha advertido que falta mano de obra cualificada en las obras. «Tenemos el problema de que la gente ni sabe ni quiere trabajar». Lo afirma José Valle, gerente de la constructora Inocisa Infraestructuras e Ingeniería, que acaba de contratar a una mujer para realizar seis meses de prácticas, María Izquierdo.
Él tiene claro que no se puede dejar de lado a las mujeres en un sector tradicionalmente de hombres y ella no dudó en apuntarse a la modalidad de albañilería en la Escuela Profesional Francisco Mirón del Ayuntamiento de Plasencia y en prestarse voluntaria para las prácticas.
Se considera una mujer «valiente» y Valle lo corrobora, de hecho, destaca de María precisamente «su buena predisposición y su valentía».
No obstante, con 30 años, tiene tres hijos menores. Cuenta que, tras terminar la ESO, pasó por varios trabajos hasta terminar en el paro. Así llevaba un año. Hace cinco, cursó jardinería en la escuela taller y en esta última edición se apuntó tanto a albañilería como a carpintería. «Me apetecía probar», explica.
La cogieron en albañilería y eso le ha permitido seguir los pasos de su padre, albañil ya jubilado y al que de pequeña ha visto «hacer cosillas en casa. Ahora me pregunta mucho y le encanta que le cuente lo que hago».
Apenas lleva un par de semanas en Inocisa, pero subraya que la acogida ha sido «muy buena, he tenido cero problemas».
"«Cuando comentaba que iba a ser albañil, me decían que cómo me iban a coger si soy una mujer. Hay que romper barreras "
Lo suyo ha sido llegar y pegar porque, después de la formación de un año en la escuela profesional, teórica y práctica, la primera entrevista que hizo fue con José Valle y le dijo que sí. «Estoy muy contenta, no me lo creía».
Cuando a las cinco mujeres y diez hombres que estudiaron con ella la modalidad de albañilería les ofrecieron realizar prácticas en una empresa no se lo pensó. «El curso me gustó, fue positivo, pero yo quiero tener una salida laboral y poder trabajar», subraya.
Esa disposición, esas ganas de trabajar y que diera el paso en la construcción aún siendo mujer convencieron a José Valle, que es consciente de que los alumnos que salen de estas escuelas son «la cantera de la que nos vamos a nutrir».
Una oportunidad
Por eso, firmó un convenio de colaboración con el ayuntamiento para ofrecer prácticas, porque a pesar de que los oficiales tienen que dedicarles tiempo, «es una inversión. Las empresas tenemos que apostar por eso, no vale únicamente quejarnos de falta de mano de obra».
En esta ocasión, Valle decidió «darle una oportunidad a una chica», pese a que señala que las mujeres, en general, tienen ciertas «limitaciones físicas» en la construcción. María está de acuerdo. «Es verdad que no tengo la misma fuerza que los compañeros». Pero Valle también señala que «no todo en la construcción es físico».
Así, María explica que como peona «ayuda al oficial, en el alicatado de baños, recogiendo escombros, haciendo masas y cortando azulejos». Reconoce que el trabajo real es «más duro» que la escuela profesional, con la que hizo prácticas en el cementerio y la plaza de toros.
María cree que puede servir de ejemplo para otras mujeres. «Cuando comentaba que iba a ser albañil, me decían que cómo me iban a coger si soy una mujer. Hay que romper barreras porque estamos igual de capacitadas que los hombres».