Con la Casa del Deán en Plasencia, una casa-palacio del siglo XVII, denominada así porque en ella habitaron algunos deanes de la catedral, sucede algo similar a la situación del Palacio de Godoy de Cáceres: un inmueble histórico que languidece tras ver cómo pasan los años sin que se concrete un uso para rehabilitarlo.

En el caso del edificio placentino, se ha barajado la posibilidad de que albergue un centro de estudios universitarios, de danza o la propia la escuela de bellas artes. Pero ninguna de esas propuestas ha prosperado ni ha obtenido el empuje definitivo por parte de la Administración.

Finalmente, si no lo evita un tsunami de críticas y una fuerte contestación social, el capital privado parece que será la solución para evitar que este insigne inmueble en la Plaza de la Catedral amenace ruina.

Un caso similar al del Palacio de Godoy cacereño (que también se postuló para albergar espacios como la Escuela Oficial de Idiomas), que todavía espera a transformarse en el anunciado hotel de cinco estrellas, por parte del grupo peruano Scipion, para revitalizar el casco histórico y la zona de Santiago.

Precisamente, un hotel de lujo de cinco estrellas es la propuesta que espera que fructifique la Federación Empresarial Placentina (FEP), que se ha alineado con la visión del Gobierno local, que alega la necesidad de dar uso al edificio para evitar su ruina.

En contra de algunos colectivos vecinales y grupos de la oposición, la FEP mostró ayer su apoyo a la posible utilización hotelera de la Casa del Deán, antigua sede de los juzgados, que permanece vacía y sin contenido desde hace años.

La patronal ha defendido que con este proyecto, además de rehabilitar el inmueble, “se incrementaría la oferta turística de calidad en la ciudad, de lo que está muy necesitada, pues no existe ningún establecimiento de esta categoría, siendo esto imprescindible para que determinadas personas se acerquen a la ciudad no sólo para visitarla, sino también por motivos culturales, de asistencia a congresos, de emprendimiento o empresariales”. Lo que redundaría, aseguran, en la creación de empleo de calidad en la ciudad. 

Por su parte, la agrupación de asociaciones vecinales Avepla, creada en 2021, sostiene que la propuesta municipal supone “enajenar patrimonio” y anuncia convocará a los miembros del Consejo Económico y Social para conocer su opinión. E incluso avanza acciones de protesta: “una manifestación pacífica y apolítica” con el obejtivo de demostrar si la ciudadanía se muestra en contra de la decisión del Gobierno local y tratar de forzar al alcalde, Fernando Pizarro, a revertir la situación, según explicó ayer su presidente, Juan Benito. “Estamos luchando por algo que es de los placentinos; creemos que su cesión sería irreversible por la gran inversión que supondría”.

La federación de asociaciones de vecinos (Fepave) también salió ayer a la palestra para dar su visto bueno a la explotación privada del edificio. Y lo hizo frente al Hospital de San Roque (reconvertido en un templo de la comida rápida), ya que para este colectivo es un buen ejemplo de usabilidad del patrimonio.

Agustín Benavente, su presidente, lo puso como ejemplo porque, aseguró, el “ayuntamiento está obteniendo fondos” con un alquiler “y pone en valor el edificio”.

Con la oposición en contra y los colectivos divididos, habrá que esperar a septiembre para que el Ayuntamiento de Plasencia saque a licitación el alquiler para uso hotelero de la Casa del Deán por 45.000 euros anuales, durante 33 años