Dice que tiene "un poco de locura", aunque no diagnosticada y que el aneurisma cerebral que sufrió en el 2012 no le dejó más secuelas que el insomnio, del que hoy afirma estar recuperado. Es la razón que ha esgrimido Loky, Diego Terrón de Diego, a las puertas del juzgado de Plasencia, para explicar por qué realizó unas 400 pintadas por toda la ciudad entre agosto del 2014 y enero del 2015, delitos por los que ha sido condenado este jueves en una sentencia por conformidad entre las partes y por la que ha eludido la prisión. Hoy tiene 44 años y , aunque afirma que se arrepiente, también reconoce que "orgullo siempre hay, de algunas más que de otras, una firma dice de ti, estoy aquí".
Lo descubrió cuando tenía unos 14 años, al igual que al "Dios europeo dedicado al mal", Loky. "Me cautivó y me lié a pintar por toda Plasencia", recuerda. Después, se marchó fuera y dejó de pintar, hasta que regresó y sufrió el aneurisma. "Sé que no lo justifica y que habré hecho daño a mucha gente, me he comportado como un puto niñato", señala y explica que, debido al insomnio que sufrió, salir a la calle de madrugada a realizar pintadas "me relajaba muchísimo, me dejaba tranquilito".
De hecho, afirma que, al verse solo en la calle, localizaba varios sitios, estampaba su firma "y me piraba, a veces iba a pintar donde ya estaba pintado". Cuando escuchó que la policía le estaba buscando, dejó de pintar los fines de semana para hacerlo entre semana, hasta que la policía le sorprendió in fraganti.
Con dos esprays y unos guantes
Ya entonces había puesto su firma en el puente Trujillo, fachadas de edificios de viviendas y centros públicos y privados, cocheras, papeleras, contenedores, hasta en el interior del pabellón del barrio de Río Jerte, según recordaba el presidente vecinal, Antonio Gil. "Entre 20 y 30 pintadas hizo en la calle Matías Montero", recuerda. Más de 30 comunidades de vecinos le denunciaron, al igual que el Ayuntamiento de Plasencia, por la pintada en el puente Trujillo, la empresa del agua e Iberdrola. Así hasta más de 40 afectados habían sido citados este jueves para declarar como testigos, aunque finalmente no han tenido que hacerlo.
Muchos se sorprendieron al ver la citación judicial porque han pasado más de siete años desde que se produjeron los hechos. Loky asegura que se arrepiente: "Lo siento muchísimo, que traten de perdonarme todo lo que puedan", ha dicho al salir del juzgado, aunque algunos afectados han señalado que no les ha pedido perdón cuando han coincidido en el juzgado. Afirma que de lo que se arrepiente "muchísimo" es del grafiti en el puente Trujillo. "Yo no sabía que era tan antiguo, patrimonio histórico, eso fue un gambazo grande".
No fue ese día cuando le pilló la policía, sino el 29 de enero del 2015, cuando realizaba pintadas en el barrio del Pilar. Según recuerda uno de los agentes que le sorprendió, Pedro Blázquez, eran las cuatro de la mañana y ya se iban a marchar cuando vieron encenderse la luz de un portal. Le vieron salir y le siguieron "discretamente, a unos tres o cuatro metros de distancia". Vieron que doblaba calles y salía y comprobaron que, tras su salida, había pintadas. Para cerciorarse, tocaron una y "la pintura era reciente", por lo que no tuvieron duda.
"Que no les pillen"
Entonces, le siguieron cuando volvió a meterse en otra calle y le pillaron dos dos esprays de pintura, negra y verde y guantes puestos. Como le estaban buscando por vandalismo no le detuvieron, pero sí le identificaron y le requisaron el material. Loky recuerda que primero intentó negar que fuera el autor, pero después, cuando le enseñaron por dos veces la pistola reglamentaria, afirma, confesó.
Tras su experiencia y su condena asegura que pagará a los afectados porque no quiere volver a pasar por el juzgado, aunque preguntado por qué le diría a otros grafiteros similares a él, como Cazú y Trece, a los que busca la policía, lo tiene claro: "Que no vayan solos, que lleven a alguien que les vigile, que no les pillen". Incluso confiesa que a Cazú le ha avisado: "Le he dicho, para tío, que van a por ti".
Y ha parado porque así lo ha confirmado el intendente, Enrique Cenalmor, que ha recordado que coger a un grafitero es muy difícil porque "hay que pillarle trabajando". El caso de Loky fue "un reto, pero había que pararlo, los policías estaban pendientes incluso en su tiempo libre", recuerda.