El Periódico Extremadura

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PEQUEÑO DESCENSO DE LAS CIFRAS

Cuatro de cada diez partos en el hospital de Plasencia terminan en cesárea

De enero a agosto supusieron un 43,6%, y en el mismo periodo del 2021 fueron el 48,2%. Una mujer operada señala: "no tendría otro hijo en el Virgen del Puerto, lo tengo clarísimo"

Hospital Virgen del Puerto de Plasencia, donde uno de cada cuatro partos son por cesárea. TONI GUDIEL

En el año 2020, la media de cesáreas practicadas en Extremadura fue del 31,7% de los partos, el mayor dato de todo el país. En el hospital Virgen del Puerto de Plasencia, fueron cuatro de cada diez, hasta el 45%. Este número subió en el 2021 hasta el 48,2%, aunque de enero a agosto de este año, las cifras han descendido hasta el 43,6%.

Sin embargo, siguen siendo altas. Suponen un 4,6% menos que en el mismo periodo del 2021, de enero a agosto y tan solo un 0,79% si se compara con las que se practicaron en el hospital placentino en todo el 2021.

A pesar de que el número de cesáreas del total de partos no ha bajado del 40% en los últimos tres años en Plasencia, la Consejería de Sanidad ha señalado que «el hospital Virgen del Puerto, al igual que el resto de hospitales del SES, trabaja de acuerdo con los protocolos que marca la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y seguiremos incidiendo en seguir mejorando estos datos». Cabe recordar que la Organización Mundial de la Salud recomienda no pasar del 15%.

Aún así, las mujeres no se fían. «Tengo clarísimo que, si tuviera otro hijo, no lo tendría en el hospital de Plasencia, prefiero otro con un parto respetado. Después de una cesárea, lo más seguro es que me hicieran una segunda», explica una mujer que tuvo un hijo en agosto y prefiere no dar su nombre.

"El ginecólogo ni me miró a la cara y le dijo a la matrona, cesárea"

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A día de hoy, afirma que no sabe «por qué me la hicieron». Explica que su bebé estaba colocado y, aunque había tenido la tensión alta días antes, subraya que el ginecólogo decidió hacer una cesárea y se lo comunicó exclusivamente a la matrona. «A mí no me lo dijo, ni me miró a la cara».

Además, recuerda que, en el quirófano, le ataron las dos manos con vendas y tuvo que pedir que le soltaran una para poder tocar a su bebé. «Ese trato es lo que no quiero volver a vivir». Ya en planta, señala que algunas enfermeras, «eran muy brutas y me estrujaban el pecho sin mi permiso, con mucho paternalismo, como si fuera una niña y yo había leído, me había informado. Fue una experiencia decepcionante, me sentí un poco abandonada».

Por contra, Karolina Fragua tuvo también un hijo en agosto por cesárea y afirma que, aunque «iba con miedo», su hijo estaba colocado de nalgas, por lo que «tenía pocas opciones, me plantearon ir a Badajoz, donde hacían movimientos para colocarlo, pero era peligroso». Destaca que todo el personal «me trató súper bien».

"Me trataron como si fuera invisible, con poca empatía"


Manuela Mazzola pasó por una cesárea en el hospital Virgen del Puerto en el 2019 y su experiencia fue tan mala que planificó su segundo embarazo para poner tener a su bebé fuera de Plasencia, en Mallorca, de donde proviene.

Considera que la trataron como si fuera invisible, «como si no fuera una persona o no pudiera entender las cosas».

Ya al llegar al hospital, «me dijeron que tenía demasiada buena cara para estar de parto y al final lo estaba. No sé si me pusieron medicación por la vía porque no me lo explicaron y, después de la epidural, me quedé sin sensibilidad y no sabía si empujaba bien o no».

Explica que, cuando apareció el ginecólogo, «vio algo en el monitor y dijo, cesárea, pro tuve que preguntarle por qué porque a mí no me lo dijo, no me explicó nada». Además, recuerda que en el quirófano no le permitieron llevar sus gafas, por lo que «no vi nacer a mi hijo y, además, me tuvieron cuatro horas en Reanimación sin decirme por qué y a mi hijo le dieron el biberón. Me trataron con muy poca empatía».

"Ni entregué el plan de parto, me dijeron que les sentaría mal"

María también ha dado a luz este año, pero lo ha hecho fuera de Plasencia, en un hospital público donde ha podido presentar su plan de parto y donde los profesionales han sido «respetuosos y en todo momento me preguntaban lo que quería hacer».

No le ocurrió lo mismo en su primera experiencia en el Virgen del Puerto. Afirma que también había preparado un plan de parto, pero «ni lo entregué porque me dijeron que en el hospital no era habitual y que encima podría sentarles mal».

Así que lo que recuerda es precisamente lo contrario, que se sintió «ninguneada», como si su opinión no importara y ella «no estuviera ahí. El ginecólogo hablaba con la matrona de lo que iba a hacer como si yo no existiera y eso fue lo que más me dolió».

Lo que cree es que las «prisas» porque las mujeres den a luz lleva a muchos profesionales a decidir la realización de cesáreas cuando el parto natural tarda y piensa que para mejorar falta un trato «más respetuoso, que pongan a la mujer en el centro de la atención y no nos traten como si fuéramos un cero a la izquierda».


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