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El pequeño Alberto, con familia en Plasencia, ataca a su linfoma

El niño de 4 años se ha sometido a un autotrasplante porque su médula no estaba afectada. Evoluciona bien y sus padres esperan que no recaiga

Alberto, con familia en Plasencia y linfoma de Burkitt, fuera del hospital.

Alberto, con familia en Plasencia y linfoma de Burkitt, fuera del hospital. / EL PERIÓDICO

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

El pasado enero, Plasencia acogió un acto solidario de donación de médula ósea para ayudar a Alberto Rodríguez Sánchez, un niño de 4 años, residente en Salamanca, pero con familia en la ciudad cacereña, que tiene un linfoma de Burkitt y que necesitaba un trasplante.

Entonces, su padre, Luis Rodríguez, explicó que el plan A era realizarle un autotrasplante, pero primero había que evaluar si su médula estaba libre de células tumorales, tan agresivas que se multiplican a razón del doble cada 24 horas . La buena noticia es que su médula estaba limpia y Alberto se ha podido someter al autotrasplante.

De esta forma, primero Alberto ha pasado por un tratamiento con una quimioterapia «superpotente, por si quedaba alguna célula tumoral» y, después, le han hecho «como una transfusión de sangre para producir más células madre. A medida que pasa el tiempo, más células produce y más defensas generará su cuerpo», señala Luis.

Alberto ha aguantado bien el proceso y, desde que se sometió al autotrasplante, «está bien. Nos han dicho que a los diez días ya producen defensas y, de momento, el tratamiento ha funcionado porque todos los valores están muy bien».

No obstante, los médicos tendrán que ir comprobando su evolución y, de hecho, Luis indica que el próximo día 1 tendrá que someterse a nuevas pruebas para comprobarlo.

Esperanza e incertidumbre por el pequeño Alberto

 La nueva situación les ha hecho afrontar la enfermedad de su hijo con «bastante más esperanza», aunque Luis confiesa que «siempre con la incertidumbre de que vuelva para atrás otra vez». Porque recuerda que, cuando el linfoma dio la cara el pasado verano, el primer tratamiento funcionó bien y, sin embargo, en noviembre tuvo una recaída y «pensábamos que se nos iba».

"Hasta que no pasen cinco años no se dará por finalizado el peligro de recaer"

LUIS RODRÍGUEZ

— Padre de Alberto

Por eso, son prudentes. «Si todo va bien, significaría que sigue teniendo armas para luchar, pero si no se erradica por la quimio, sería porque el linfoma se ha adaptado a los medicamentos». Así, a pesar de estar «mucho más contentos porque se van solucionando las cosas», apunta que «hasta que no pasen cinco años no se dará por finalizado el peligro de recaer».

De momento, Alberto es «un terremoto» y, sobre los donantes inscritos en el acto de Plasencia, Luis destaca que, «si no sirve para Alberto, lo hará para otros mil o dos mil enfermos».

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